Demos un paseo de aventura. Un paseo por un camino a través de la vida, tanto individual, como colectivamente, como humanidad. Un paseo no sólo por esta vida actual tal y como la vivimos, sino también a través de las muchas existencias que nos han precedido y dejado sus huellas en nuestro campo de vida.
Este viaje puede ser largo y tedioso, abarcando muchas vidas. Momentos buenos alternados con malos, la alegría con la tristeza. Una multitud de experiencias vitales. En este momento estamos escalando una montaña, alcanzando su cima con gratitud, viendo más picos en la distancia que sólo pueden descubrirse descendiendo primero a un valle, antes de comenzar un nuevo ascenso. Ante nosotros hay un exuberante valle verde y seguimos avanzando. Todos los valles serán diferentes, al igual que las montañas que escalemos. A veces, los valles que encontramos en nuestro viaje pueden ser desiertos, sombríos y monótonos, y sentiremos que ya no podemos perseguir nuestro objetivo.
¿Cuál es nuestro objetivo? Nos hemos propuesto descubrir un camino nuevo, inexplorado hasta ahora, aparentemente en algún lugar lejano pero, en realidad, más cerca que las manos y los pies. De hecho, está dentro de nosotros, pero aún no podemos percibirlo. Cambiamos nuestra ropa, nuestra apariencia exterior según las variaciones de temperatura y altitud, pero no miramos hacia dentro. Nuestro cuerpo envejece, nuestra salud se deteriora, mas seguimos adelante. Un día nos damos cuenta de que cada cima de montaña nos lleva a un lugar más alto que la anterior y que en el proceso de llegar hemos tenido que desprendernos de parte de nuestra carga, dejando mucho atrás. Pensamientos, ideas y emociones se desechan durante el camino.
Subimos cada vez más alto y notamos que los descensos son cada vez más cortos, el paisaje se aplana, pareciéndose más a una meseta, pero siempre subiendo cada vez más. En el punto más alto, esta meseta se abre en una hermosa llanura, tranquila y serena, envuelta por una paz más allá de toda imaginación, más allá de todas las experiencias anteriores. Continuamos ascendiendo hacia esta llanura, este nuevo reino, y nos damos cuenta de que ya no tenemos ningún apego al reino que dejamos atrás. Seguimos como antes en este camino de vida, pero nos damos cuenta de que también estamos en otro lugar al mismo tiempo. De hecho, una experiencia extraña que al principio resulta algo alarmante. Pero aún más alarmante es dar marcha atrás, como podríamos tender a hacer en esta etapa, descubriendo que el camino que hemos recorrido ya no existe. Corremos el riesgo de caer en un abismo, de tomar conciencia de las profundidades en las que ha caído la humanidad y que ahora hemos dejado atrás. Nos envuelve una gran tristeza por el estado de la humanidad pero también una profunda paz y un profundo anhelo por la nueva realidad, el nuevo camino que ahora emprendemos.
Y así avanzamos en este lugar pacífico, aprendiendo a medida que avanzamos de los errores que todavía cometemos en nuestra vida, aprendiendo a no enredarnos en los restos de nuestra propia vida en la que aún vivimos. De hecho, hay un nuevo camino al frente con un destino aún por descubrir.
Seguimos adelante, descubriendo a medida que avanzamos un nuevo sentimiento de libertad, nuevas percepciones, nuevas sensibilidades. Ahora podemos movernos libremente, sin el peso de las cosas que nos ataban, de lo que hemos dejado atrás. De vez en cuando intentan tentarnos a regresar, pero ya no hay vuelta atrás y tenemos una nueva capacidad y fuerza para rechazarlas. Vemos las cosas de otra manera; de hecho, ahora estamos en un espacio diferente, en una realidad totalmente nueva. Nuestras interacciones con los compañeros de viaje (y descubrimos que hay más de unos pocos) han cambiado, reconocemos una nueva capacidad emergente para percibirlos, para comprenderlos. Hay una sensación de paz interior y de ser uno con todo lo que nos rodea en esta realidad sorprendentemente diferente, pero también el reconocimiento de que es sólo un comienzo, un comienzo completamente nuevo. Un nuevo camino que nos lleva a casa.
