Los Upanishads, escritos alrededor del 700-200 a. C., son considerados el corazón de la filosofía india. Pertenecen a los antiguos textos del hinduismo, están muy extendidos y son muy recitados, incluso hoy en día. La mayoría de ellos son parte de los Vedas, de las cuatro colecciones que forman el cuerpo más antiguo de las escrituras indias, que constituyen el Rig Veda, Sama Veda, Yajur Veda y Atharva Veda.
En el Tattiriya-Upanishad, Parte II.3.1 leemos: El cuerpo espiritual del ser humano consiste en «Yahur-Veda como la cabeza, Rig-Veda como el brazo derecho, Sama-Veda es el brazo izquierdo, los Upanishads son el corazón, y Athar-Veda es el fundamento.
Los Upanishads son una enorme y profunda colección de explicaciones y diálogos, en su mayor parte entre un maestro y su discípulo, pero también entre reyes y sabios. Transmiten multitud de temas espirituales que contemplan la filosofía universal y se centran en cómo superar el círculo del nacimiento y la muerte desde diferentes ángulos y en diferentes contextos.
El Chandogya Upanishad nos presenta la sabiduría de Shandilya en pocas palabras:
Todo esto es Brahman. De Él surge el universo, en Él el universo se funde y en Él el universo respira. Por lo tanto, un hombre debe meditar en Brahman con una mente tranquila. Ahora, verdaderamente, un ser humano consiste en voluntad. Tal como él quiere en este mundo, así se convierte cuando se ha ido de aquí. Que él, con este conocimiento en mente, forme su voluntad.
Él es mi Ser dentro del corazón, más pequeño que un grano de arroz, más pequeño que un grano de cebada, más pequeño que una semilla de mostaza, más pequeño que un grano de mijo; Él es mi Ser dentro del corazón, mayor que la región media, más grande que el cielo, más grande que todos estos mundos.
Aquel cuya creación es este universo, que atesora todos los deseos, que contiene todos los olores, que está dotado de todos los gustos, que abraza todo esto, que nunca habla y que es sin anhelo – Él es mi Ser dentro del corazón, Él es ese Brahman. Por lo tanto, cuando yo me haya ido de aquí, ciertamente llegaré a Él: aquel que tenga esta fe y no tenga ninguna duda, ciertamente alcanzará esa Deidad. Así dijo Sandilya, sí, así dijo. (Parte 3, 14. Khanda)
Durante milenios se ha enseñado a la humanidad que la búsqueda fuera de nosotros no puede liberarnos. Solo «dar la vuelta» y buscar dentro de nosotros mismos nos permite superar y resolver los opuestos que son tan prominentes y tan poderosos en el mundo exterior. Si podemos unir a Atman — nuestro Ser más íntimo— con Brahman — el creador del universo — entonces ya no hay separación ni dualidad, ni alternancia entre la vida y la muerte.
Así pues, el Prasshna Upanishad (pregunta VI) afirma lo siguiente:
Como estos ríos que fluyen, con destino al océano, desaparecen en el océano después de haber llegado a él, sus nombres y formas se destruyen y se llaman simplemente océano, aún así, estas dieciséis partes1 del vidente, que meta es el Purusha2, desaparecen en el Purusha después de haber llegado a Él, sus nombres y formas se destruyen y se llaman simplemente Purusha. Se vuelve libre de partes e inmortal. Esto aparece en el siguiente versículo:
Conócelo a Él, el Purusha, que es el único que debe ser conocido y en quien las partes descansan firmes, como los radios en el centro de una rueda, para que la muerte no te afecte
Pippalada les dijo: Hasta ahora, en efecto, conozco al Brahman Supremo; no hay nada más alto que esto.
El centro de la rueda, donde todas las manifestaciones se convierten en una y la fuente de la que emanan, es el Ser cuya realización conduce a un estado de conciencia que «no es de este mundo». Es como la omnisciencia del océano en el que fluyen los ríos, renunciando a su individualidad. Junto a este estado de conciencia, todas las manifestaciones – incluyendo la rueda del nacimiento y de la muerte – palidecen.
Los Upanishads pertenecen a los grandes testimonios concernientes al camino de la humanidad, el camino que se completará cuando se complete el auto-reconocimiento. «¡Hombre, conócete a ti mismo!», este mandato que coronó el portal del Templo de Delfos es la estrella universal que guía todo el camino.
¡Busca tu verdadero yo y únete a él!
- Según esta enseñanza, el ser humano consta de 16 partes
- Dependiendo de la fuente y la cronología histórica, Purusha significa el Ser Humano o Ser Cósmico, la Conciencia y el Principio Universal