El viaje del héroe es la historia universal de la humanidad. Está presente en todas las culturas y épocas, con tan pocas variaciones, que el gran erudito de la mitología, Joseph Campbell, acuñó el término «monomito».
La historia comienza en una situación de crisis. Fuerzas siniestras han tomado el control del fabuloso reino, el mundo alienígeno o Galaxia lejana, y están a punto de alcanzar la victoria final. En esta situación, entra en escena una figura que no se parece en nada a los estereotipos habituales del héroe: el héroe arquetípico no es, al principio, ni valiente, ni experimentado, sino muy débil, tímido e ignorante.
Su origen es desconocido o muy especial (nacido de una virgen, hijo de padres importantes pero fallecidos prematuramente, huérfano, etc.). Pronto aparecerán otros personajes, también procedentes del yacimiento universal de arquetipos: el sabio, el mentor mayor, el rudo luchador, el solitario inteligente y vital, el elemento femenino puro, por un lado vulnerable y, por otro, muy independiente, y muchos más. Cuando el héroe descubre su misión fatal, al principio la rehúsa. Pero entonces, forzado por acontecimientos dramáticos, y seguido por sus colaboradores, se pone en marcha. Con su ayuda, logra superarse a sí mismo. Y entonces parece fracasar de forma aparentemente catastrófica, solo para finalmente acabar derrotando a su antagonista, lo que le permite – en muchos casos – liberarse.
El viaje del héroe se divide en tres partes: inicio, iniciación, consumación. El triunfo final conduce a una completa liberación y renovación que trascienden el marco de referencia habitual y, por tanto, ya no pueden describirse. Por lo tanto, los relatos suelen terminar de forma banal o completamente abierta.
Arquetipos dentro de nosotros
A este respecto, los pioneros del psicoanálisis tienen mucho mérito por allanarnos el camino para entender el viaje del héroe: a C.G. Jung le debemos el conocimiento de los arquetipos, mientras que “La interpretación de los sueños” de Sigmund Freud ha descifrado el alfabeto de imágenes del subconsciente. Al comparar los mitos de la humanidad con los descubrimientos del análisis de la interpretación de los sueños, Joseph Campbell, inspirado en Jung, se dio cuenta de que ambos, durante cualquier etapa del desarrollo individual o colectivo, cuentan los mismos eventos, usando las mismas imágenes. Campbell llegó a la conclusión, como Jung, de que los sueños son mitos individuales y los mitos son sueños colectivos.
Las innumerables narrativas universales, más o menos homogéneas, sobre el viaje del héroe se pueden interpretar fácilmente como relatos de un proceso interior humano disfrazados de imágenes. Cada uno de nosotros es el héroe o la heroína de su vida. En el plano interno, el héroe, sus acompañantes, sus ayudantes y sus adversarios son aspectos personificados de la psique humana. El viaje del héroe es, visto desde esta perspectiva, una descripción de un proceso interno de autorrealización al que todos los seres humanos son llamados.
De una u otra manera, posiblemente enterrado en lo profundo del subconsciente, creemos que cada persona tiene la necesidad de llevar a cabo este proceso interno. Es probable que esta sea la razón del éxito sostenido de narrativas similares durante décadas, tanto en la literatura como el cine.
El escenario en Star Wars
Echemos un vistazo a la trilogía original de Star Wars desde este ángulo. La Guerra de las Galaxias (1977), El Imperio contraataca (1980) y El regreso del Jedi (1983) conforman las tres grandes etapas del viaje del héroe con una extraña claridad, rivalizando con la otra gran trilogía de nuestro tiempo y cultura sobre el viaje del héroe, de J.R., Tolkien, El Señor de los Anillos. El creador de Star Wars, George Lucas, estuvo enormemente influido por el monumental trabajo de Joseph Campbell sobre el viaje del héroe en la mitología mundial.[1]
La traducción de «Star Wars» como La Guerra de las Galaxias es un poco engañosa, algo más acertada sería La Guerra en las esferas de las estrellas. Se trata de unos enfrentamientos, existenciales y cambiantes en cuanto a los medios que se desarrollan en el plano de las estrellas.
El universo interior
Durante milenios, diferentes culturas, conocían el concepto del microcosmos humano. Se refiere al sistema global de cada persona, en el que una y otra vez se reencarnan personalidades y se registra la esencia de la experiencia de todas estas vidas. Estas esencias de vidas anteriores se convierten en «estrellas» en el firmamento interior del hombre. Así, en el sistema humano, todo lo que existe a gran escala, en el «macrocosmos» se constituye de forma natural. Vivimos en él con nuestro yo actual, rodeado por poderosas fuerzas inconscientes: “la Tierra” desde la que “miramos” a esas “estrellas”. Cuando un ser humano experimenta el proceso metafóricamente narrado en el Viaje del Héroe, todo el microcosmos es fundamentalmente cambiado, renovado y liberado: «Entonces vi un nuevo cielo y una nueva tierra, porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado, y el mar ya no estaba.» (Apocalipsis 21:1). La «Tierra Microcósmica» es nuestra personalidad con su cuerpo. Primero, sin embargo, esta esfera celestial será el escenario para una «guerra» entre las «estrellas» – Star Wars.
El sistema universal de iniciación humana no apunta a ninguna clase de “iluminación» de la actual personalidad egocéntrica. Su objetivo no es que tengamos más éxito, seamos más felices o gocemos de un mayor armonía en nuestro estado actual, sino una renovación completa y existencial y la restauración del microcosmos a su estado original «sagrado» (es decir, completo). En sus primeras etapas, este proceso podría muy bien asemejarse a una guerra «en el sentido indicado», entendida como un conflicto profundamente existencial entre las fuerzas «buenas» liberadoras que quieren reconectar al hombre con su centro trascendental, el núcleo del microcosmos, y las fuerzas contrarias «malignas», que quieren mantenerlo en su estado actual, imperfecto, más o menos inconsciente, finito por razones de autoconservación.
La necesidad obliga a la acción
El viaje interior del héroe comienza cuando un hombre se da cuenta de la necesidad de la transformación y decide participar activamente. Mientras que su vida externa permanece prácticamente inalterada, el héroe, un aspecto primero débil, indefenso y en gran medida insignificante, se embarca, figuradamente hablando, en su viaje a través de los reinos internos del ser humano, de sus propios confines psíquicos. Recibe la ayuda urgentemente necesaria de sus «compañeros», es decir, los aspectos emocionales que se ven afectados gradualmente por la agitación interna generada.
La trilogía original de Star Wars comienza en un lugar que la mayoría de nosotros, consciente o inconscientemente, puede conocer por experiencia. «Toda la galaxia» está entre las garras del malvado «Imperio Galáctico» que está a punto de poner en funcionamiento la «Estrella de la Muerte». La Estrella de la Muerte es una estación espacial del tamaño de una luna capaz de destruir planetas enteros. En el firmamento microcósmico, se ha formado una “estrella” de fuerzas hostiles profundamente antinatural que es capaz de dominar, e incluso de extinguir, los otros puntos fuertes de la humanidad.
Pero las fuerzas del «bien» todavía no han sido aniquiladas: desde una base secreta – otra “estrella” microcósmica, cuya posición desconoce el Imperio- la alianza rebelde (superados en número y armamento, compensando con coraje y simpatía lo que les falta en potencia de fuego) está librando una guerra de guerrillas contra el imperio. Y han logrado una victoria decisiva: los espías rebeldes se han hecho con los planos de la Estrella de la Muerte. Ahora, la Princesa Leía – el principio femenino, la inteligencia emocional, que mostrará más aspecto a lo largo de la epopeya- se dirige a la base rebelde con los planos. Pero Darth Vader, el antagonista principal y mano derecha del Emperador, la intercepta y la secuestra, llevándola a la Estrella de la Muerte. Pero antes de eso, puede transferir los planos a la memoria de un robot, un droide como se les llama en Star Wars. Este robot, llamado R2-D2, es parte de un dúo de robots que crea humor en las películas, pero que también es muy importante y simboliza los aspectos internos.
Básicamente, R2-D2 es esencialmente una caja de herramientas inteligente, autopropulsada y un solucionador de problemas universal. Se comunica por medio de pitidos binarios, chirridos y silbidos ininteligibles a la audiencia, pero claro para cada personaje de película. Tiene a su lado C-3PO, un robot de oro muy parecido a los humanos, que siempre parece un poco fuera de lugar en las polvorientas escenas de las películas. C-3PO tiene una personalidad quisquillosa. Domina unos seis millones de lenguas (es decir, todas), está programado para mantener la etiqueta y puede controlar máquinas, pero no posee una inteligencia real; no capta en principio la esencia de una situación, pero siempre está lleno de juicios de valor. Pensemos en C-3PO como la moralidad de juicio mecánico sin remodelar, y R2-D2 como la inteligencia práctica. Juntos, los dos forman un área de la mente bastante limitada de la personalidad.
Mientras la nave de la princesa Leía está siendo capturada en el planeta desértico Tattooine, los dos droides se dirigen a una cápsula de escape y se estrellan en la superficie del planeta. Terminan en las manos de un granjero que resulta ser el tío de Luke Skywalker («el que camina por los cielos», un nombre que verdaderamente predice el futuro). Mantenido ignorante sobre su origen, Luke sueña con la libertad y logros heroicos en la lucha contra el Imperio, pero no puede abandonar el planeta.
El comienzo
Junto con los planos, la princesa Leía también grabó en R2-D2 una llamada de auxilio a Obi-Wan Kenobi, un antiguo caballero Jedi que también vive en Tattooine. Por la noche, R2-D2 se dirige al desierto en busca de Obi-Wan. Después de una dramática misión de búsqueda y rescate, Luke, R2-D2 y C-3PO finalmente se encuentran con el viejo recluso Ben Kenobi, quien rápidamente se identifica como Obi-Wan. Obi-Wan le dice a Luke que su padre fue traicionado y asesinado por el antiguo discípulo de Obi-Wan, Darth Vader, le entrega a Luke el sable de luz de su padre y le pide que lo acompañe. Se le revela al héroe su fatídica misión. Imbuido por el miedo, Luke primero rechaza la tarea, como es habitual en las historias de héroes y en la vida humana, la tarea parece demasiado grande. Pero entonces entran en juego circunstancias fatales. Las tropas imperiales han rastreado a los dos robots hasta la granja, matando a los padres adoptivos de Luke y quemando su hogar. El héroe ha perdido su hogar. Angustiado, sin sitio al que ir, Luke se une a Obi-Wan.
Esta doble desarraigo –el origen desconocido y la pérdida del hogar- son rasgos recurrentes de los héroes arquetípicos, apuntan hacia el origen trascendente del principio humano central.
Obi-Wan Kenobi se asemeja a gente como Merlín, Gandalf, Dumbledore, Virgillio de la Divina Comedia. Representan un viejo principio de sabiduría y experiencia que no puede llevar a cabo por sí mismo el proceso de renovación y liberación pendiente, pero que se pone a disposición del héroe, de la conciencia humana, sin condiciones.
Como Obi-Wan, Luke y los robots no pueden arriesgarse a llamar la atención, contratan a un contrabandista para transportarlos, Han Solo y, su copiloto no humano, Chewbacca. Estos dos simbolizan los aspectos de voluntad del ego: su lado egocéntrico pragmático y su lado animal. Con su voluntad, el ego no puede superar el microcosmos, pero se ha ganado cierta libertad relativa para operar fuera de la ley, es decir, lejos de las fuerzas que unen a los seres humanos a los mecanismos coercitivos de su entorno. La nave de los dos, el Halcón Milenario, es la nave más rápida de la galaxia y ahora se ha puesto al servicio de la conciencia regenerativa. Han y Chewbacca la usarán para superar fácilmente a las gigantescas y pesadas naves de guerra del Imperio.
Luke, Obi-Wan y los robots con Han y Chewbacca subirán a bordo del Halcón y se dirigirán al mundo natal de la princesa Leía. Inteligencia, Moralidad, Experiencia, Ego y Voluntad se han unido al principio interno de Héroe y ahora tienen un vehículo (aquí recordamos el significado de este término en la Ciencia india) que les permite viajar libremente por los mundos interiores del microcosmos.
La aventura sigue su curso…
[1] Campbell, Joseph: El héroe de las mil caras, México, 2014