Un sueño: usted está en una calle en la que todos los adoquines están desnivelados. La gente habitualmente tropieza con ellos y se lesiona. Usted está listo para detener la hemorragia, traer consuelo a los heridos y aliviar el sufrimiento. Está haciendo un trabajo extraordinariamente bueno, pero el problema en sí, los adoquines, permanece.
Usted hace todo lo posible para enseñar a la gente a ver los peligros, para que miren al suelo y no tropiecen. Intenta darles una visión positiva de la vida, enseña a no actuar y así lidiar mejor este infortunio. Les explica cómo pueden moverse mejor en las calles y asume que es una posibilidad viable. También les enseña a transmitir esta visión a otros. Mucha gente está muy contenta con su ayuda y eso les hace muy felices. Es muy respetado. Sin embargo, los adoquines siguen estando desnivelados.
Así que empieza a nivelar los adoquines. Eso marca la diferencia; la gente ya no tropieza con ellos y ya nadie necesita ayuda. Trabaja por la humanidad y la humanidad le está agradecida. Su amor por la humanidad es inmenso, más grande que su amor por sí mismo. Ahora lucha contra las injusticias y las relaciones desequilibradas. Pone todos esos ideales por encima de sus propios intereses. A veces logra realizar tal ideal en algún lugar, pero al mismo tiempo otros caminos pavimentados con adoquines vuelven a estar desnivelados en otros lugares.
Intenta averiguar por qué estos adoquines siguen desnivelándose en el camino, por qué sigue sucediendo. Lee a los filósofos, a los pensadores, a los psicólogos; estos le señalan que el suelo debajo de la superficie es inestable, lo que causa que los adoquines pierdan su posición original. Intenta lograr una base sólida. Adquiere profundos conocimientos que quiere compartir con los demás; después de todo, muchas personas podrían beneficiarse de ello. Sin embargo, sigue sucediendo que los adoquines están por todas partes en ángulos equivocados y desconciertan a todos.
Entonces, ¿hay que buscar aún más profundo? ¿Hay que estudiar más capas de tierra debajo, tan profundo como se pueda? Pero todo parece estar siempre en movimiento y, por lo tanto, no puede acercarse a la raíz del problema. Incluso si fuera posible llegar al centro de la Tierra, todo seguiría moviéndose y no se podría hacer nada al respecto.
Esta excavación interminable le desespera. Le hunde entre los adoquines desnivelados, y mira a la nada… Entonces sucede algo extraordinario. ¿Cómo puede ser posible? Nunca se me habría ocurrido así. Todo el tiempo miraba hacia abajo. Aunque bien intencionado, trabajaba con la cabeza. Y ahora en que por un momento usted “no hace nada”, sucede que, de repente, ¡una luz brillante ilumina la cuestión! y, sin querer, dirige su mirada hacia arriba. Y hay una luz brillante que le muestra la raíz del problema; y también a usted mismo, desde una nueva persepectiva.
Este rayo de luz le hace proceder de una manera totalmente diferente. La Luz trabaja a través de usted y, así, de otros. La gratitud, el respeto y la admiración ya no le afectan. Y eso está bien. Deje los adoquines en paz.