Respiración y Equilibrio

Como promedio, reequilibramos nuestro sistema vital doce veces por minuto. Exhalamos ácido carbónico, inhalamos oxígeno. Si esto va bien, podemos vivir la vida. Si ya no logramos que entre oxígeno porque los alveolos pulmonares ya no funcionan de manera óptima y, literalmente, jadeamos para respirar, nuestra condición se vuelve crítica.

Respiración y Equilibrio

Si hacemos una traslación de nuestro proceso al planeta en su conjunto, ¿qué ocurriría con los pulmones del mundo? Tal como ocurre en lo pequeño, así será en lo grande. Las selvas del planeta también actúan como alveolos pulmonares: liberan oxígeno y respiran dióxido de carbono. Es lo contrario a la función de los pulmones humanos. Por tanto, estamos ante un sistema perfecto para mantener el equilibrio entre el oxígeno y el dióxido de carbono en la Tierra, para preservar el aire puro.

Pero cada minuto se talan árboles de áreas del tamaño de campos de fútbol. El equilibrio se altera cada vez más. También mucho de lo que hacemos a diario -conducir automóviles, volar en aviones, barcos gigantes cruzando el océano, fábricas arrojando multitud de desechos en el aire-, contribuye a la perturbación. Ahora que la crisis ha despejado un poco el aire, estamos notando lo contaminado que estaba. Podemos «respirar» de nuevo, porque el planeta puede «respirar» de nuevo. Ha regresado parte del equilibrio.

Nuestro campo de existencia se centra en la conservación y está sujeto a las leyes del equilibrio. Por lo tanto, podría decirse que esas leyes también se encargan de la corrección necesaria. La humanidad en su conjunto ha contraído una infección. El propósito de una infección es abordar y eliminar el peligro, lo más pronto y radicalmente que sea posible. La humanidad generalmente entiende esto. La salud ha de tener prioridad sobre la economía, sin importar cuán dramático sea el impacto en esta última.

Durante mucho tiempo se ha alterado el equilibrio en la Tierra en todos los sentidos. Los cimientos biológicos, orgánicos, geológicos, espaciales y atmosféricos se han visto afectados durante mucho tiempo.

Y ahora hay una conmoción en el mundo. La sensación de que ha llegado un tiempo de cambio, sí, ha llegado. Hace casi cuarenta años, en un artículo de la revista Pentagrama, “El Equilibrio Perturbado”, leíamos las siguientes palabras:

“¿Qué significa ahora que en nuestro campo de vida el equilibrio ha sido alterado? Ha surgido una situación en la que el campo de existencia ya no cumple orgánicamente su propósito original. (…) El hombre ha perdido la memoria de su destino. Ya no conoce el plan de su actual campo de existencia. El equilibrio, que estaba presente hasta cierto punto en este orden limitado por el tiempo y el espacio, ha sido afectado por el propio hombre.

Lo que se necesita ahora se llama conocimiento verdadero (gnosis), para llegar a la comprensión de que este campo de vida sirve al hombre, como expresión de una entidad creada por Dios. El equilibrio perturbado podría definirse como una expresión de todas aquellas fuerzas y poderes que desarrollaron y mantuvieron la desviación de los fundamentos de la naturaleza dialéctica.

El hombre, responsable colectiva e individualmente de estos poderes y fuerzas, en un momento determinado se mira en un espejo y ve cómo se le acerca un monstruo tan excepcional que se niega a aceptar al fantasma como una realidad y huye hacia adelante (…) El grupo bien intencionado se limita a las consecuencias de un comportamiento de vida defectuoso. Sin embargo, las causas de los rápidos cambios son más profundas. Una reacción que contemple solamente una reforma de la vida es entonces una reacción primitiva. (…)[i]

Ha llegado el momento del cambio. J. van Rijckenborgh dice al respecto:

La humanidad ha alcanzado el nadir de la materialización, el punto de mayor hundimiento. Así pues, la materia no puede volverse ni más densa ni más compacta. Y a la par llegan los tiempos del final y la gran rotación hacia lo alto. Esta rotación se expresará en lo que se podría designar como espiritualización de la materia. No es una espiritualización entendida como glorificación, sino en el sentido de que la materia se vuelve más sutil. Somos incluso de la opinión de que este proceso ha comenzado ya en mayor o menor medida. El que la materia se vuelva más sutil significará su progresiva abolición; en otros términos, se trata de lo que el libro del Apocalipsis denomina «la caída de Babilonia». La materia, todos los organismos materiales y todo lo que se mantiene por la materia y a partir de ella, ya no podrán mantenerse como aún es posible actualmente, puesto que el estado atómico de la Tierra cambiará por completo.

Por ello, se hace evidente que el hombre materialista, endurecido, que ha puesto toda su esperanza y aspiración en la materia, no podrá sostenerse. Dentro de poco toda la humanidad será separada por una línea divisoria como consecuencia del cambio de la estructura y la calidad del átomo en nuestra Tierra.

(…) Debido a la situación actual en este momento, el gran grupo capaz de reaccionar a los cambios podrá llegar a una comprensión madura. Con el apoyo de esta percepción, muchos podrán tomar consciencia del verdadero propósito de su humanidad. A partir de esta intuición, podrán liberarse de la materia opresiva, para abrirse paso en el camino que conduce a la vida del alma espiritual. [ii]

Sutilidad

Una predicción milagrosa este concepto de “sutilidad”, si miramos lo que va siendo nuestra práctica diaria: no coger el coche para ir al trabajo, trabajar e ir a la escuela sin moverse -teletrabajo y clases online. Dejar de arrastrar cargueros gigantes por el océano repletos de contenedores llenos de cosas, o gigantescos hoteles flotantes a través de los mares del mundo; por el contrario, desempacar y volver a nuestro entorno inmediato para obtener la comida y relajarse. Ya no se aspira a despojar a la Tierra de carbón, petróleo, gas y árboles, sino que se genera electricidad con el viento y el sol. Parece ser el comienzo mismo de esa mayor sutilidad, una predicción de que su realización aún puede estar a muchos siglos de distancia.

Pero volvamos a esa respiración. Desde el punto de vista esotérico, sabemos que respiramos otros elementos a la par que el aire; entre otros, una sustancia etérica y astral de una calidad comparable a la del aire contaminado.

La sustancia astral tan contaminada de nuestro campo de vida no es más que una sustancia astral divina originalmente pura, traída y mantenida en una vibración más baja y llena de innumerables fenómenos de la vida impía. [iii]

Pero la humanidad no está sola en su viaje a través del tiempo. Las influencias cambiantes crean nuevas posibilidades. Debido a la fuerte carga electromagnética de Urano, ahora respiramos una nueva luminosidad, el aliento ardiente de una nueva vida. Los seres humanos hemos de responder a esta nueva situación. Si nos ajustamos a esta fuerza de luz astral superior, la respiración nos permitirá una nueva actitud ante la vida, porque esta vibración influye en la sangre, los fluidos nerviosos, el fuego espinal, la secreción interna y toda la conciencia. Esta respiración trae y traerá entonces un cambio real. Sin embargo, al volver a los viejos hábitos de vida, la nueva fuerza de la luz pierde gran parte de su capacidad original y se contamina nuevamente. Solo una circulación continua de esa fuerza de luz inhalada en el sistema puede provocar y mantener un cambio de conciencia. La humanidad está en camino hacia ella. Una perspectiva positiva, en medio de todo el caos.

 


[i]. “El Equilibrio Perturbado”, Pentagrama 1982, No. 10.

[ii]. J. van Rijckenborgh: Las Bodas Alquímicas de Cristián Rosacruz, parte 2, epílogo.  Fundación Rosacruz, Zaragoza, 2001.

[iii]. Jan van Rijckenborg: El Remedio Universal, cap. 5. Fundación Rosacruz, Zaragoza, 1995.

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Fecha: agosto 8, 2020
Autor: Anneke Stokman-Griever (Netherlands)

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