Queriendo entender

En un mundo cada vez más caótico y en crisis, a menudo nos preguntamos cómo podemos mejorar nuestra comprensión de las circunstancias y situaciones. ¿Cómo promovemos la claridad del conocimiento para poder aplicarla perspicazmente en nuestra vida diaria?

Queriendo entender

¿Explicaciones sencillas?

Un fenómeno de la moderna sociedad de la información es la creación de explicaciones sencillas para cuestiones complejas, con el fin de recuperar un sentido de comprensión básico. Estos patrones de explicación ingenuos circulan miles de veces hoy en día, como las llamadas «teorías de la conspiración» a través de los medios digitales, y son compartidos por muchas personas. Mediante modelos simples, los acontecimientos opacos se pueden resolver y rastrear hasta causas aparentemente conocidas.

Por lo tanto, aunque aún una determinada situación pueda ser aterradora, gracias a un sistema de creencias, al menos se puede explicar y los «culpables» quedan aparentemente desenmascarados. De ese modo, nuestros propios contenidos de conciencia se proyectan inconscientemente sobre un grupo de otras personas. Este grupo es entonces considerado responsable de los males del mundo. Este tipo de culpa se utiliza para sentirse más cómodo en la propia vida interior y para poder renunciar a la responsabilidad personal. Pero esto también impide un autoconocimiento más profundo y, en última instancia, aumenta la ambigüedad en la vida.

Interpretar lo desconocido

El deseo de comprender es una característica elemental del ser humano. Nuestro deseo de seguridad  y la necesidad de familiaridad, como en el hogar, actúan en el fondo. La comprensión promueve la orientación, combinada con la sensación de ser una parte integral del conjunto. Todo deseo de comprender es también una lucha por interpretar lo desconocido, lo aún incomprendido.

Cuando escuchamos o leemos palabras en un idioma desconocido, el significado y el sentido de las palabras permanecen cerrados para nosotros. Nuestro deseo de comprender encuentra resistencia, impenetrabilidad y extrañeza.

En cambio, comprender el significado y la importancia de una situación conduce a una experiencia positiva. Este momento se puede comparar con la conexión de dos cables y el flujo de corriente eléctrica. Antes de que fluyera la corriente, había tensión y un bloqueo de la conexión: la falta de comprensión.

Los obstáculos a la comprensión nos estimulan a pensar, reflexionar, sacar conclusiones y establecer conexiones. La incomprensión temporal es esencial para el proceso de evolución, para el desarrollo superior de la conciencia que se hace posible, precisamente, por la tensión entre comprensión e incomprensión. Si ya se hubieran respondido todas las preguntas abiertas, no habría más posibilidad de desarrollo.

La manifestación del principio espiritual

Como buscadores espirituales sabemos que el ser esencial que se encuentra tras la apariencia visible es siempre el principio espiritual que se manifiesta en la forma. Detrás del mineral, de la planta, del animal y, finalmente, del ser humano, diferentes fuerzas espirituales trabajan para manifestarse.

El principio de vida se manifiesta por sí mismo y puede así percibirse. En el reino animal y vegetal, la autopercepción de la vida se encuentra en procesos y comportamientos complejos que sugieren una autorreferencia.

Pero solo en los seres humanos la autopercepción experimenta una calidad superior, porque en ellos actúa un principio superior de pensamiento o conciencia que impulsa hacia una realización de mayor alcance. Este principio va más allá de la percepción y el deseo en el reino animal. Está conectado con el impulso de la comprensión activa.

¿De dónde viene exactamente nuestro anhelo de comprensión? ¿Por qué no podemos aceptar las circunstancias y aceptarnos a nosotros mismos?

Es porque nuestro ser más profundo, nuestro ser más íntimo, va más allá de lo natural. En la tradición espiritual, hablamos del microcosmos del ser humano que se ha hundido paulatinamente en el mundo terrenal, materializado.

La conciencia cósmica original se ha perdido y ya no podemos recordar nuestro verdadero origen. Hoy vivimos en un estado de incomprensión y olvido, en una especie de amnesia.

En el fondo de un lago profundo

Este proceso es comparable a sumergirse en el fondo de un lago profundo. Cuanto más profundo nos sumergimos, más confuso y borroso se vuelve todo. Después de un tiempo llegamos al fondo del agua, el nadir de la materialidad. Podemos sentarnos ahí o empujar desde el fondo para volver a la claridad. Cuando hacemos esto, comienza una fase decisiva en la evolución de la conciencia.

Como consecuencia de la involución implícita, actualmente nos encontramos en un mundo en el que tenemos que luchar por nuestra supervivencia, por nuestra existencia. En la dimensión espacio-temporal hay una preocupación constante por uno mismo y el impulso de comprender la propia realidad con sus causas mayoritariamente invisibles.

Nuestras vidas a menudo parecen estar guiadas por eventos aparentemente aleatorios y fuerzas de influencia externas que no tienen sentido para nosotros. No somos libres de moldear nuestras vidas y nos enfrentamos constantemente a eventos imprevisibles. Al mismo tiempo, en la era de la globalización, con sus múltiples mecanismos de acción y complejas interrelaciones, la sociedad actual se está volviendo cada vez más confusa y difícil de comprender, tanto mental como emocionalmente.

Todo ello provoca una sensación de desamparo y extrañeza.

Mientras todas nuestras actuaciones estén impulsadas por nuestra vieja conciencia, que se ha desarrollado a través de este proceso de percepción e interpretación, nos encontraremos en un reino de ilusión. Creamos permanentemente formas que toman cuerpo en los mundos de los pensamientos, los sentimientos y, finalmente, de la materia.

Nuestras creaciones mentales pueden reflejarse una y otra vez. Es posible que estos reflejos continúen hasta el infinito. Además, los conceptos mentales tienden a conectarse entre sí y a formar estructuras energéticas con el mundo emocional (el «mundo astral»). El impulso original, divino-espiritual, se oscurece cada vez más y se pierde el contacto con la realidad global.

La ambigüedad y el engaño de nuestra situación actual son el resultado inevitable.

Apertura a la realidad integral

Pero también podemos abrirnos a la realidad integral y dejarnos guiar por un principio espiritual puro, que siempre nos anima e inspira de nuevo. Podemos luchar para penetrar en una nueva forma de entender las causas espirituales. Entonces nos esforzamos por llegar al núcleo de las cosas.

Esforzarse por llegar a la fuente también significa reconocer la causa de todo aquello que nos ha separado de ella y nos ha llevado al olvido. El olvido supone la inmersión gradual de las almas en el mundo de las formas de materia densa y el contacto con las fuerzas de cristalización y muerte que surgen de ello.

Muy a menudo nos identificamos con las revelaciones de la forma, con nuestro cuerpo, sus pensamientos y sentimientos. Esto crea la ilusión de que nuestro ser es una forma. La forma es entonces aparentemente todo lo que existe.

Una vez que atravesamos conscientemente una puerta para entrar en otro espacio,  -dejando atrás todas nuestras auto-creaciones: pensamientos, sentimientos, voluntad, actividades, ideas de tiempo y espacio, ideas de nosotros mismos, toda nuestra historia personal, con sus esperanzas, deseos, conceptos y sistemas de creencias…-.  Una vez que dejamos  todo eso atrás, ¿qué queda?

¿Otra ilusión, o algo más profundo, más esencial?

Una luz en el campo de la conciencia.

Quizás notamos una luz en el campo de conciencia del alma. Algo que consiste en una «sustancia» informe que quiere revelarse en nuestro ser. Esta luz nos sirve como señal en nuestro camino espiritual. Cuanto más nos abrimos a ella, más clara será nuestra comprensión. Surge una facultad intuitiva, como una herramienta pura para reflejar la verdad y la luz.

¿Cuál es nuestro verdadero origen?

Es el alma espiritual, el aspecto espiritual de nuestro ser, como una unión de voluntad espiritual y amor espiritual. A través de ella podemos llegar a comprender lo esencial.

Si nos enfocamos en los impulsos del nivel más alto de nuestro ser, entonces las fuerzas del alma espiritual se volverán completamente efectivas en nosotros. Enviamos la claridad resultante a cada célula del cuerpo y también al mundo de las apariencias externas. Por lo tanto, traemos nuevos impulsos al campo colectivo de la conciencia. Entonces, ya no son necesarios los largos períodos de trabajo a través de lo incomprensible con innumerables intentos de interpretación y análisis. Finalmente podemos dejarlos ir.

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Fecha: diciembre 3, 2020
Autor: René Lukas (Germany)

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