La percepción es intencional. Parte 2

El mundo que vemos se hace realidad cuando lo percibimos. Nuestra consciencia es un "hacer", no un "tener", y nuestra tarea, si elegimos aceptarla, es volvernos más conscientes del hacedor, es decir, nuestro propio yo trascendental que trabaja con la intención de dar forma al mundo.

La percepción es intencional. Parte 2

(Viene de la Parte 1)

La fenomenología de Husserl tuvo éxito, pero no en la forma que él hubiera deseado. A través de su antiguo alumno y amigo Martin Heidegger, dio origen al existencialismo que, con Jean-Paul Sartre y Albert Camus, definió la generación posterior a la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, Heidegger y Sartre rechazaron la idea central de Husserl de la intencionalidad, y sus sombrías perspectivas pesimistas difieren de la idea esencialmente idealista de Husserl. Ambos abandonaron de diferentes maneras lo que Husserl, tomando prestado de Kant, llamó el “ego trascendental”. ¿Qué es eso?
El ego trascendental
Es el “gestor”, el “arquero interior” quien dispara las flechas de la percepción, de quien normalmente no somos conscientes pero cuyo resultado del tiro con arco es el “mundo” que ingenuamente aceptamos como “real” cuando abrimos los ojos. Husserl decía que la vida de vigilia del ego consciente es un percibir, y lo que percibimos es el producto de la intencionalidad del ego trascendental. Aceptamos el mundo sin ser conscientes de la contribución de nuestra propia consciencia. Es decir, ignoramos el carácter esencialmente activo de la percepción, atrapados en lo que Husserl llama el “punto de vista natural”.
Esto no tiene nada que ver con la naturaleza; simplemente significa nuestra forma habitual de mirar y aceptar el mundo pasivamente como “ahí”. La fenomenología para Husserl era un medio para tomar conciencia y participar en el trabajo activo de la conciencia que «intenta» el mundo. Hablaba de ello casi místicamente, refiriéndose a las Madres del Fausto de Goethe y a “las Guardianas de las llaves del Ser”. La mención al Fausto nos recuerda que Goethe también desarrolló un tipo de fenomenología, lo que llamó «visión activa», y que basó su trabajo científico sobre la morfología, la óptica y la evolución de las plantas en los resultados de este tipo de «percepción dinámica»[1].
Un existencialismo optimista
Lo que Husserl quiso decir con llegar a “los Guardianes de las llaves del Ser”, puede entenderse por una observación de Colin Wilson, quien creó un existencialismo “optimista”, basado en la intencionalidad de Husserl. Wilson escribió que “existe la voluntad de percibir, además de las percepciones” [2]. Wilson creía que las experiencias místicas y de “iluminación” tienen mucho que ver con el tipo de intencionalidad que exploró Husserl y que, fundamentalmente, nuestra propia consciencia tiene mucho más que ver con el mundo que experimentamos que con el que comprendemos. Entendió que si cambiamos nuestras percepciones, el mundo también cambia. No muchos académicos llevarían a Husserl tan lejos, pero el filósofo Paul Ricoeur pensaba en la misma línea que Wilson, aunque se expresa en una prosa más abstracta.
Ricoeur define el «punto de vista natural» de Husserl como una «convicción espontánea de que el mundo que hay simplemente se da». Pero al corregirse a sí misma a través de la duda de Husserl, la consciencia «descubre que ella misma está dando, dando sentido». La consciencia entonces continúa viendo, pero “sin estar absorta en este ver, sin perderse en él”. Y aquí está el punto central: “el mismo ver se descubre como un hacer, como un traer; de hecho, Husserl dice incluso como un crear”. Comprenderíamos a Husserl, dice Ricoeur, si “la intencionalidad que culmina en ver se reconociera como una visión creadora” [3].
No sé qué efecto tuvo esta observación de Ricoeur en los círculos fenomenológicos, pero lo que dice merece atención. Nuestros actos de percepción son actos creativos. El mundo que vemos no está simplemente ahí, sino que se hace realidad cuando lo percibimos. Nuestra consciencia es un «hacer», no un «tener», y nuestra tarea, si elegimos aceptarla, es volvernos más conscientes del hacedor, es decir, nuestro propio yo trascendental, que trabaja con la intención de dar forma al mundo. Esto coloca una enorme responsabilidad en nuestra consciencia, una que deberíamos aceptar con determinación.

Referencias
Henri Bortoft: The Wholeness of Nature: Goethe’s Way of Science [La totalidad de la naturaleza: el camino de la ciencia de Goethe]. Edimburgo, Reino Unido. Floris Books, 1996.
Colin Wilson: The Strength To Dream (La fuerza para soñar), Londres, Sphere Books.
Paul Ricoeur, en Husserl: An Analysis of His Phenomenology [Un análisis de su fenomenología], Evanston, Illinois. North Western University Press, 2004.

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Fecha: noviembre 6, 2022
Autor: Gary Lachman (Great Britain)
Foto: archer-Paul Barlow auf Pixabay CCO

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