Filosofía de la libertad y conexión. (Rudolf Steiner, 1894. Kae Tempest, 2020) Parte 1

La clave de la acción libre se encuentra en una sutil transformación de nuestra consciencia: giramos y pensamos al mismo tiempo que observamos cómo surgen nuestras resoluciones.

Filosofía de la libertad y conexión. (Rudolf Steiner, 1894. Kae Tempest, 2020) Parte 1

«El acto más sublime es poner a otro delante de ti.» (William Blake) [1]

Cualquier intento de una filosofía de la libertad es paradójico. Aunque entendamos la libertad como lo ilimitado, como la ausencia de ataduras, esto no nos dice nada sobre su calidad, ya que puede conllevar el mero egoísmo o   la pura excentricidad. Y si entendemos la libertad positivamente como la capacidad de actuar sin restricciones, no podemos superar el estigma de la arbitrariedad sin límites. La persona libre es potencialmente la persona solitaria que, en su particularidad, puede ciertamente determinar sus deseos u opiniones, pero que finalmente se congela –o se pudre– en el espejismo de la disponibilidad absoluta. El aspecto de libertad requiere, por lo tanto, un principio de equilibrio. Pero, ¿es suficiente la restricción? No. Con un concepto de libertad limitada, no podríamos trascender la paradoja formulada, el juego de la arbitrariedad y la limitación.

El concepto de libertad que nos interesa comienza cuando nos enfrentamos a esta paradoja. Esto no es fácil, ya que la libertad real no es libertad a medias o libertad compartida, en el sentido de un compromiso, pero nos ayuda a tomar consciencia de la libertad cuando sentimos sus límites. ¿De qué otra manera podríamos saber algo de ella a menos que su opuesto también se convirtiera en una experiencia para nosotros? Obviamente, la libertad tiene algo que ver con cómo vivimos nuestras experiencias, las cuales rara vez son ilimitadas.  La libertad también tiene que ver con cómo funcionamos en el mundo, que nunca es ilimitado; los límites no solo pueden encontrarse o trazarse, también pueden modificarse, trascenderse o disolverse. Así, en la interacción entre experimentar y actuar, la calidad de la libertad emerge más claramente, porque siempre se aplica a una persona concreta: una persona que toma consciencia de los dos elementos opuestos de la experiencia y el efecto y, al mismo tiempo, es capaz de moldearlos. Entonces, ¿cómoser conscientes de cómo funcionamos? ¿Y cómo dar forma a nuestra acción a través de la naturaleza de nuestra consciencia?

Observando cómo surgen nuestros propósitos

Estas fueron las dos preguntas que Rudolf Steiner, a los 32 años, tomó como punto de partida en su libro La filosofía de la libertad, publicado en 1894. [2] Como dos pilares, uno al lado del otro, las dos mitades del libro están marcadas por estas preguntas- guía. La primera mitad, ascendente, trata cuestiones de consciencia y cognición y se titula: “La ciencia de la libertad”. Tomando como base los puntos de vista cognitivos adquiridos, la segunda mitad, descendente, del libro trata los aspectos de la libertad p que se vuelven  efectivos y se titula: «La realidad de la libertad». El camino hacia la libertad está claramente marcado en  la composición de este libro. Nuestras acciones son libres cuando tenemos claras sus motivaciones. La clave de las acciones libres se encuentra en una sutil transformación de nuestra consciencia: actuamos y pensamos al mismo tiempo que observamos cómo surgen nuestros propósitos. El material en el que nos basamos es, pues, nuestro pensamiento, tal como lo podemos experimentar cada día, si le prestamos atención.

Si  comenzamos a observarnos atentamente a medida que avanzan nuestros procesos de consciencia, y especialmente nuestros procesos de pensamiento conceptual, nos damos cuenta de que, al pensar, creamos activamente y observamos libremente al mismo tiempo. Hemos entrado así en un campo del que pueden surgir acciones libres. Tras esta fase, necesitamos explorar este campo con miras a la aparición de intuiciones libres que se conviertan en acciones. Esta es la verdadera tarea del libro, un trabajo que Rudolf Steiner emprendió anotando sus frases como  protocolo de sus observaciones del pensamiento;  al mismo tiempo, avanzó desmenuzando el camino de sus pensamientos en una serie de tesis.  Este es un trabajo que para nosotros, y para quien lea estas palabras, puede consistir en rastrear sus observaciones y juzgarlas como verdaderas o no y modificarlas a partir de las propias observaciones.

En la filosofía de la libertad de Steiner, el tercer principio orientador de la libertad se encuentra en la experiencia del pensamiento. La libertad se puede realizar cuando partimos de nuestra capacidad de pensar. Según Steiner, ya estamos elementalmente conectados con el mundo cuando pensamos. Así, sobre esta base, nuestra acción libre no será arbitraria, particular o egoísta. Al pensar, se produce el principio de conexión. Se trata de la conexión con el mundo natural, tanto con el mundo moldeado culturalment como con el mundo entendido espiritualmente. Según Steiner, también existe una conexión con otras personas a través del pensamiento. El pensamiento nos saca de la paradoja de la libertad porque estamos frente a una región universal en la que no puede haber particularidad real debido a su universalidad. Sobre esta base, la libertad siempre tendría que incluir la libertad de todos los demás.

Cabe preguntarse qué conexión entre una y otra persona, entre un individuo y el mundo, crea realmente este pensamient ,el cual ¿ sigue siendo más bien abstracto-distante y sin voluntad-intelectual? ,¿o le falta la riqueza del sentimiento con sus múltiples facetas?. Y finalmente, ¿podemos realmente encontrar algo tan único en el pensamiento, refugio de lo universal? El pensamiento, en este sentido, lógicamente tendría que incluir el sentimiento y la voluntad en sí mismo, tendría que poder sumergirse en el sentimiento y la voluntad e,  incluso, alinearse con estos elementos. De alguna forma, el pensamiento tendría que ser capaz de empatizar con las personas, con aquello  que no es accesible al conceptos-ideas generales, sino al aspecto tan especial de cada persona, a su yo. Nos encontramos con la paradoja de la libertad en una forma nueva y agudizada. ¿Cómo se relaciona, por un lado, el pensamiento con el sentimiento y la voluntad? ¿Cómo se relaciona, por otro lado, con la otra persona?

(Continúa en la Parte 2 )

 

Referencias

[1] La cita procede de la colección de aforismos El matrimonio del cielo y el infierno. La cito del ensayo de Kae Tempest Verbundensein, publicado en la serie suhrkamp nova por Suhrkamp Verlag, Berlín 2021, traducido por Conny Lösch. La versión original en inglés fue publicada en 2020 en Londres por Faber & Faber, con el título On Connection. En el caso de las citas, doy primero el número de página de la traducción entre paréntesis, y después el número de página del original en el texto tras una barra oblicua. El lema que le precede en la traducción es: «La acción más sublime es poner a otro por delante de uno mismo». (52/41)

[2] El libro del último teósofo y fundador de la antroposofía fue publicado en 1918 en una segunda edición ampliada y revisada considerablemente, a la que me refiero aquí. Lleva el siguiente título: La Filosofía de la Libertad. Rasgos básicos de una visión moderna del mundo. Resultados de la observación mental según el método científico. Cito de la 15ª edición de la edición completa, Dornach 1987, con la referencia de la página directamente después de la cita entre paréntesis.

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Fecha: abril 18, 2023
Autor: Ulrich Kaiser (Germany)
Foto: Saad Chaudhry on Unsplash CCO

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