El viaje del alma en el País de las Maravillas

¿Qué es la normalidad? La enfermedad y la locura se están extendiendo en nuestro mundo. ¿Qué puede enseñarme el arquetipo del tonto sabio, como un poder inherente a mí mismo?

El viaje del alma en el País de las Maravillas

«Pero no quiero estar entre locos», objetó Alicia.
«Oh, no puedes evitarlo,» -dijo el Gato- «aquí estamos todos locos. Yo estoy loco. Tú estas loca. «
«¿Cómo sabes que estoy loca?», preguntó Alicia.
«Debes estarlo», respondió el Gato, «o de lo contrario no habrías venido aquí».

Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas

De niña, me fascinaba la historia de la pequeña Alicia, que cae por el agujero de una madriguera de conejos y, de repente, se encuentra en un mundo maravilloso cuyos grotescos habitantes muestran comportamientos absurdos.  Por ejemplo, el Sombrerero Loco, cuya vida es una constante fiesta de té con reglas de comportamiento muy peculiares. Hay monarcas pomposos y ávidos de poder que hacen un infierno de la vida de sus campesinos, sin darse cuenta de que en realidad no son más que naipes bidimensionales. Incluso la inteligente y sensata Alicia se desorienta en este mundo al revés. Se vuelve hacia el gato de Cheshire en busca de ayuda y le pregunta:

¿Podría decirme, por favor, qué camino debo tomar?
“Eso depende en gran medida de dónde quieras ir”, respondió el Gato. «Oh, eso me es indiferente» dijo Alicia.
«Entonces no importa qué camino tomes», dijo el Gato.

¿Un sueño?
En cualquier caso, Alicia se despierta al final de la historia y descubre que todo fue un sueño.

Muchas personas, en estos días, estarían felices de descubrir que todo es un sueño ya que están siendo confrontados con la extraña conducta de sus semejantes y con un mundo que parece haberse vuelto loco. Nuestro planeta está en peligro inminente de perder su precario equilibrio actual. Innumerables personas se ven atrapadas en escenarios desastrosos de violencia y destrucción, perdiendo sus medios de vida, temiendo por su salud, experimentando la soledad en dimensiones epidémicas. Están perdiendo su equilibrio interior y enfermando tanto física como mentalmente.

¿Estamos siendo amenazados por otra “ola”, que sacará a la superficie toda la miseria psicológica que ha estado más o menos latente durante mucho tiempo? Entre una avalancha de publicaciones recientes sobre este tema, se puede encontrar, por ejemplo, la siguiente declaración de Miriam Prieß (entrenadora de resiliencia y consejera de gestión en Hamburgo): «La tensión psicológica es enorme, la demanda de terapia y tratamiento supera todas las capacidades de lo que se ofrece. El número de días de ausencia del trabajo por problemas psicológicos se ha más que duplicado en diez años» (en: FOCUS 29/2019).

Según otro artículo que se publicó antes de la crisis del coronavirus (en: Die Zeit, noviembre de 2019), «entre 400.000 y 800.000 ciudadanos alemanes desarrollan delirios o trastornos emocionales debido a la esquizofrenia al menos una vez en su vida». Las estadísticas mundiales son alarmantes.

Entonces, ¿vivimos en un mundo cada vez más enfermo y más loco, donde la gente ha perdido o está perdiendo «la olla»? ¿Estamos siendo engañados?

Las personas que se desenvuelven de forma más o menos “normal” y discretamente en nuestra sociedad, tienden a considerarse mental y psicológicamente “cuerdos”. Un sano mecanismo de defensa les hace mantenerse a distancia de quienes  no se ajustan a la norma generalmente aceptada, quienes muestran comportamientos extraños o cuya forma de experimentar la realidad no corresponde o, incluso, contradice el consenso de la mayoría. Tal falta de conformidad puede ser irritante e incluso puede parecer amenazador, ya que sentimos que la frontera que separa nuestra conciencia normal de lo que se considera psicológicamente anormal y patológico es en realidad incómodamente delgada.

Invitación a un teatro mágico

Al igual que el protagonista de la novela «El lobo estepario» de Hermann Hesse, un día podríamos recibir una invitación a un teatro mágico y encontrarnos inesperadamente en una sala de espejos que reflejen las múltiples imágenes distorsionadas y las profundidades de nuestra propia naturaleza psicológica. ¿No nos recuerda eso también a los héroes de la mitología que tenían que enfrentarse sin miedo al monstruo de su propia naturaleza, descender a la aterradora oscuridad del inframundo y encontrar la salida de un laberinto ineludible ?

¿Quién es el Payaso? ¿Quién es el tonto?
¿Quién de ustedes sabe que está en un juego?
¿Quién de ustedes está perdido en el juego?

Eric Burdon

El naipe de “El Loco»

Me viene a la mente otra imagen que pertenece a un mundo arquetípico: Es el naipe “El Loco” del Tarot Rider-Waite. Me ha acompañado como “imagen interior” a lo largo de muchos pasajes de mi viaje de vida, algunos de ellos aventureros, algunos solitarios, algunos llenos de peligros.

El naipe muestra a un joven vestido con ropa bastante colorida y extravagante, que da una impresión ingenua y soñadora, ajena a lo que está pasando alrededor. Un perro blanco le sigue los pasos. No está claro si el perro quiere advertir al trotamundos con sus ladridos o si quiere morderle su pantorrilla. (¿Acaso este animal representa la naturaleza animal de un ser humano que está a punto de trascender la frontera de la esfera de la naturaleza?) El bulto que el joven lleva al hombro (¿contiene la carga del pasado, los últimos restos de posesiones mundanas?) no es muy grande y no obstaculiza su progreso. Pero, ¿adónde va el joven trotamundos? Con la mirada fija en las iluminadas alturas, con el sol brillando benévolamente sobre él, parece estar ¡completamente inconsciente de las escarpadas rocas que lo rodean y del hecho de que, en su eufórica pose de baile, está de pie justo al borde de un abismo!

Sin duda alguna, correría un gran peligro si no fuera por la rosa blanca que sostiene con gracia en su mano. Es la rosa, este signo mágico, lo que hace que el espectador reconozca con certeza que al Loco no le ocurrirá nada que le ponga en grave peligro o le lleve por el mal camino. En su estado de olvido de sí mismo parece estar libre de todo apego a su cuerpo o al mundo. Esta puede ser la razón de su intrepidez y su invulnerabilidad real. Por otro lado, su soledad puede deberse al hecho de que los seres humanos que pertenecen al mundo terrenal no pueden reconocer su verdadero ser y así hacer que se convierta en un extraño.

La carta “El Loco” tiene asignado el número cero o no está numerada en el Tarot. Su posición es al principio o al final del recorrido del juego compuesto por 22 arcanos mayores, en los que está incluido “El Loco”. Entonces, ¿qué es realmente un “loco”? ¿Qué papel juega? ¿Cuál es según su ser más íntimo? Me gustaría examinar más de cerca esta misteriosa figura.

El loco de Dios

Encontramos el arquetipo del sabio loco en todas las culturas del mundo. Su posición aislada en la sociedad le otorga acceso al conocimiento y a la experiencia que está fuera del alcance de los seres humanos comunes. Es interesante, por cierto, que en tiempos antiguos los locos eran considerados especialmente bendecidos por Dios o incluso santos.

En cualquier caso, la figura del loco, o la del bufón, muestra en gran medida cualidades como el coraje, la originalidad y la disposición a la experimentación. Su inconformismo se basa en una fuerte intuición, así como en la capacidad de combinar instinto e imaginación. En épocas anteriores, el bufón de la corte era el único al que se le permitía medir su ingenio contra la autoridad gobernante. Podía exponer inconsistencias y debilidades o proclamar verdades que habrían costado la vida a cualquier otro.

El bufón tiene otro don especial, tiene un agudo sentido del humor. Es un hecho bien conocido que muchos maestros espirituales sabían cómo combinar sabiduría e ingenio. Por ello, a menudo ponían en ridículo a sus alumnos para impartiles ciertas lecciones y puntos de vista. En el sufismo, el loco (o bufón) juega un papel destacado junto a los arquetipos del bailarín, el sanador y el sacerdote. En un nivel más profundo, está conectado con los otros arquetipos y sus cualidades.

Como “El Loco de Dios” (un nombre común en las primeras series del Tarot) tiene acceso especial al mundo divino. Recibe sus impresiones y mensajes y los transmite a otros seres humanos. En su papel de guerrero, expone la vanidad o las locuras de las personas y las ridiculiza. Poseedor de una comprensión profunda y compasión por los inadaptados y los locos de este mundo, por los motivos ocultos de sus corazones y por el sufrimiento de la psique, también está dotado de los poderes de un sanador.

Como malabarista y bailarín, posee un agudo sentido del equilibrio de las cosas. Se mueve con igual facilidad sobre terreno llano, a través de precipicios y alturas impresionantes. Además, encanta al mundo con su alegría y gracia.

Un paso más allá

Me imagino a este trotamundos entre dos mundos atreviéndose a dar un paso más allá. Como el águila, que lleva como símbolo en su bolsa, se eleva en el aire y se sumerge en la luz que lo ha rodeado por todos lados. Su rosa blanca es su llave para acceder a la esfera del espíritu divino, para recibir ideas y poderes creativos completamente nuevos.

En lugar de continuar girando con la rueda de la vida, -a veces aferrándose a la parte superior, otras veces colgando de la parte inferior; unas veces siendo el perseguidor, otras veces el perseguido-, ha llegado al centro de todas las cosas. Es acogido por una quietud silenciosa. Experimenta la libertad más allá de cualquier cosa concebible por la mente.

Serenamente sentado en la rama de un árbol

Me pregunto qué puede enseñarme el arquetipo del loco, como fuerza inherente en mí misma. En primer lugar, puede enseñarme el arte del autoconocimiento. ¿Acaso no estamos todos locos, especialmente cuando nos creemos tan superiores? En segundo lugar, puede enseñarme a reír y estar tranquila, incluso en momentos en que el viaje se vuelve difícil o cuando la complicada vida en nuestro planeta podría literalmente volverme loca. Finalmente, puedo aprender a ayudar a los demás a obtener conocimientos y a superarse.

Después de su sublime visión en lo alto de las montañas, el acróbata podría volver a descender de nuevo al país de las maravillas. Serenamente sentado en la rama de un árbol en un cruce, pudo saludar amistosamente a Alicia. Quizás se haya cansado de contemplar las peculiaridades del país de las maravillas y sus criaturas. Quizás ahora pregunte al loco (su propia brújula interna) que le indique el camino.

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Fecha: noviembre 4, 2022
Autor: Isabel Lehnen (Germany)
Foto: till-eulenspiegel-Manfred Zajac auf Pixabay CCO

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