(Viene de la 1ª parte)
Creación y Conciencia
El mito de Shiva y Shakti nos muestra las fases sucesivas de la creación y el proceso de toma de conciencia en la interacción de la fuerza masculina y el poder femenino.
En el principio es Uno-Shiva, el trascendente Todo-Uno. Es el eterno ser Brahman, que significa conciencia ilimitada. Es el Uno sin segundo. Todos los procesos creativos siguen en reposo. Todavía permanecen inactivos dentro de él. Las deidades rezan a su energía «dormida» para que venga al mundo y tome una forma concreta y un poder efectivo. Así nace Sati.
Entonces hay dos- Shiva y Shakti-Sati: conciencia y poder. De la infinidad sin forma del Uno, la creación toma forma mediante el principio de diferencia. La conciencia suprema se divide en dos aspectos complementarios, que crean juntos y tienen muchos nombres: Shiva y Shakti, Purusha y Prakriti, Espíritu y Materia, Conciencia y Energía. La creación comienza cuando Su voluntad consciente así lo decide y surge como una corriente de poder en Él. Entonces abandona Su reposo y comienza su danza mundial: Shiva y Shakti se unen. Él se entrega devotamente en sus manos.
«Porque Él quiere convertirse en mundos en los que pueda disfrutar gozosamente de Sí mismo en trillones de formas, y Ella le permite realizar este deseo. Como Su poder creativo ejecutivo, Su energía inagotable, la convierten en la Divina Madre del Cosmos, Su poder da concepción y nacimiento del mundo». (Thole, 2015)
Lo divino se hunde en la naturaleza
Dos se convierten en muchos; Sati hace posible el desarrollo de la naturaleza. El poder pulsante de Shakti conduce al despliegue de todo lo natural. Hace surgir formas siempre nuevas, desde los comienzos más sutiles, a través de las diversas etapas de los mundos internos psicológicos, hasta la materialidad más densa. Desde su punto de vista, todo es el Todo-Uno primordial, que se expresa en el mundo como Dos-en-Uno. Pero muy gradualmente ella lo envuelve cada vez más con su variedad de formas, de modo que cada vez una parte menor de su ser consciente puede penetrar a través de este «envase». En algún momento, Shiva deja de ser visible en los productos de Shakti. Ahora es él quien duerme en ella.
Parvati trae consigo la liberación y la culminación.
Los muchos se convierten en el Uno. El camino se hace ahora de vuelta de Parvati hacia Él.
El éxtasis de amor disuelto de Shiva y Sati-Shakti recibe una continuación porque con Parvati el proceso de creación es conducido a su cumplimiento.
«El devenir de la forma debe ser seguido por el devenir de la conciencia, de modo que los socios vuelvan a ser iguales entre sí. La fuerza de Shakti, por lo tanto, trabaja en dos niveles. Mientras que Sati simboliza predominantemente el nivel natural de la madre del mundo, Parvati representa el alto nivel de la Mahashakti omniconsciente […] Ella es la amante suprema que no está atada en su trabajo por ningún mecanismo de la naturaleza, y tiene el poder de conducir la conciencia limitada del ser individual de regreso a la experiencia de la unidad del todo a través del camino de un mayor devenir consciente.“ (Thole, 2015)
Lo que la pareja divina nos ejemplifica en el relato mitológico es una especie de “anteproyecto”, que quiere transformarse en una convivencia armoniosa en nuestra vida interior.
«Este es el nudo que une las estrellas:
Los Dos que son Uno forman el secreto de todo poder.
Los dos que son uno son el poder y la razón en las cosas».
(Sri Aurobindo).
El drama de la dependencia y la liberación también tiene lugar en el ser humano
El tema del poder también juega un papel decisivo en la asociación. El poder – capacidad, energía, sintonía- es algo así como el «pegamento» de toda relación. Pero hemos de aprender a ver a través de los impulsos de poder inmaduros, infantiles y adolescentes, realizar un intenso trabajo con las propias sombras.
Al igual que con Shiva y Shakti, las partes dependientes e independientes luchan constantemente en nuestro interior. Nuestra necesidad fundamental es el resultado de nuestra primera infancia. Cuanto menos satisfechas sean las primeras necesidades elementales en la relación con la madre y el padre, más proyectaremos después nuestras necesidades sobre el compañero en la relación de pareja.
En el desarrollo posterior, pero sobre todo en la pubertad, no podemos avanzar lo suficientemente rápido como para volvernos independientes y autosuficientes. Entonces tendemos a sucumbir a la ilusión de querer ser independiente [ Dittmar, 2015). Sin embargo, crecer no solo consiste en ganar independencia. Mucho más importante es el incremento en la capacidad de relacionarse, aprendiendo a construir una red de relaciones ampliamente ramificada. Nos necesitamos mutuamente. Necesitamos relacionarnos. De hecho, podemos aprender a ser capaces de relacionarnos.
Esto requiere que ambos miembros de la pareja traten de mostrarse mutuamente sus partes independientes y dependientes en igualdad de condiciones; y permitir realmente la vulnerabilidad y la dependencia mutua. Podemos reconocer que no sirve de nada hacer valer el propio interés frente al de la pareja. Al hacerlo, solo dañaríamos la relación en aras de la satisfacción de las necesidades a corto plazo.
Al ser cada vez más conscientes de nuestras heridas y vulnerabilidades, nos despojamos de nuestra armadura protectora y le damos a nuestro potencial más íntimo la oportunidad de revelarse. Puede producirse una permeabilidad de nuestro yo real, tal como estamos «destinados» a ser. En esta apertura gradual podemos entrar en contacto con una realidad que está detrás y por encima de todo, con un espacio, una vivacidad, una plenitud, una conexión más allá de toda imaginación.
Podemos ver esta apertura interior como un proceso de auto-empoderamiento. Al reconocer gradualmente las partes inmaduras de la personalidad, la necesidad -dependencia- y la independencia compulsiva dentro de nosotros, las identificaciones con estas partes del ego pueden aflojarse, tal vez incluso disolverse.
El poder del amor que irradia desde lo más profundo de nuestro ser puede emerger y trabajar cada vez más libremente. Este poder irradia mucho más allá de la asociación, hasta lo más profundo de la materia. También hará de la tierra una «Nueva Tierra». Así es como nos sintonizamos con el trabajo divino, con Shiva y Parvati.
Bibliografía
Dittmar, Vivian: Beziehungsweise. Beziehung kann man lernen. Múnich 2015.
Sri Aurobindo: Savitri, Libro I, Canto 4.
Thole, Ela: Die göttliche Shakti (La Divina Shakti). Bielefeld, 2015.