Star Trek: Aspirando al Otro – Parte 2

Las aventuras de los numerosos personajes, las emociones y las luchas en los espacios galácticos, pueden verse como una representación gráfica de un gran proceso de clarificación y desarrollo que tiene lugar dentro del ser humano.

Star Trek: Aspirando al Otro – Parte 2

(Viene de la Parte 1)

La espiritualidad de Star Trek.

En la primera parte, ofrecimos una interpretación de la saga de Star Trek, que sugería la búsqueda de civilizaciones desconocidas en las profundidades del espacio, como una metáfora de la búsqueda interna. Una búsqueda – tal vez, consciente o no – del «otro ausente», que nace de una profunda nostalgia por reconocer y, por consiguiente, resolver la propia imperfección.

Dado lo que entendemos usualmente por «Espiritualidad», no es lo primero que viene a la mente en relación con «Star Trek». Esto se debe a la forma en que, en general, se entiende el término espiritualidad.

Normalmente, tendemos a situar la espiritualidad en las proximidades de la religión y del esoterismo; conceptos que Star Trek enfrenta con una especie de desdén compasivo. Las culturas fundamentadas en la religión, como por ejemplo la de los “bajoranos” en Star Trek, se presentan como dogmáticas y retrógradas. Los líderes religiosos (como todas las autoridades jerárquicas), son básicamente oportunistas corruptos, o al menos burócratas ignorantes. Las supuestas deidades resultan ser impostores alienígenas de alto rango o antiguos alienígenas abandonados por civilizaciones en declive. Star Trek es una utopía profundamente humanista: la visión de un futuro, conmovedoramente idealista desde la perspectiva de hoy, en la que la ciencia y la tecnología son la respuesta a todos los problemas de la humanidad. Aquí, el progreso social significa, sobre todo, haber dejado atrás la religión y otros vestigios igualmente lamentables.

Sin embargo, desde cierto punto de vista, Star Trek se revela como una representación muy rica de temas «espirituales». Las aventuras de los numerosos personajes, las inquietudes y las luchas en los espacios galácticos, pueden verse como una representación gráfica de un gran proceso de clarificación y desarrollo que tiene lugar dentro del ser humano. La Vía Láctea se convierte en la parábola de los mundos internos humanos: nada es “alienígena” (extraño) para nosotros, todo está en nosotros, desde la más radiante majestuosidad hasta la más profunda depravación. Nuestro interior es lúgubre, contiene innumerables contenidos en regiones conscientes e inconscientes que, de repente, pueden surgir para reclamar un lugar en la consciencia.

Si entramos en este espacio interior, embarcándonos en el viaje de nuestro héroe, podemos acercarnos a quien realmente somos en nuestro interior. Y ese, creemos firmemente, es «Otro», no la consciencia actual.

Este otro, en el fondo, está participando desde una dimensión trascendental. Algo dentro de nosotros trasciende el tiempo y el espacio.

De ahí vienen las visiones idealistas de un futuro mejor. En la profundidad de nuestra estructura, somos simplemente «seres espirituales», independientemente de cuánto nos aferremos exteriormente a la materia y al intelecto.

En la primera parte, describimos cómo el diseño del Enterprise refleja, en principio, el diseño del «microcosmos», del «sistema humano».

Extendamos esta consideración a la tripulación del Enterprise como personificación de las partes internas de la consciencia.

Aspectos conscientes e inconscientes

Bajo el mando del capitán Jean-Luc Picard (el hombre consciente, el yo actual, con su voluntad), la nave estelar Enterprise (la totalidad del cuerpo denso y las estructuras finas del pensamiento y del sentimiento) está en una misión de exploración perenne en las profundidades del espacio profundo (la inmensidad interna desconocida del microcosmos). Desde los tiempos en los que el capitán James T.Kirk (un estado mental más antiguo y sencillo) comandó el primer y segundo Enterprise, han pasado 80 años – 2 veces 40 años, una alusión simbólica a un desarrollo fundamental. La Enterprise actual es lo suficientemente grande como para albergar, no solo a la tripulación, sino también a sus familias en lujosos aposentos, que se asemejan a los de un crucero más que a los de una nave militar: la consciencia se ha dilatado y la austeridad ha dado paso a la consciencia benevolente. Otra novedad es que la sección del platillo (el consciente) y el casco secundario (el subconsciente) pueden separarse temporalmente y operar por separado.

En la parte superior de la nave, la parte superior de la sección del platillo, está el puente principal, en el que se encuentran tres sillones de mando. A la derecha del capitán, se encuentra el primer oficial William T. Riker (valentía, acción). Al principio, inspirado en el capitán Kirk como un valiente y un mujeriego, se está convirtiendo en un personaje muy complejo, a veces duro, probado por sus aventuras. Varias veces se le ofrece un mando propio, que siempre rechaza: los aspectos de la personalidad individual no pueden existir separadas del resto.

A la izquierda del capitán está el asiento de la consejera de la nave, Deanna Troi (empatía, compasión, emoción). Ella es capaz de leer las emociones, y aconseja al capitán sobre el estado emocional de su oponente. Riker y Troi, fueron amantes en el pasado; al final de la historia, volverán a revivir su relación e incluso se casarán. Nos recuerdan la imagen universal, multicultural, de la desintegración, de la desconexión no satisfecha y de la restauración final de la unidad de cabeza y corazón.

En cuarta posición está el lugar del oficial táctico de la nave y, más tarde, jefe de seguridad Worf (afirmación personal, agresividad, el lado “animal interior”, pero también la disciplina, el honor, la lealtad). Es un klingon, así que pertenece a una raza de orgullosos guerreros espirituales. Su padre fue falsamente deshonrado como traidor, y Worf se crio con padres adoptivos humanos, lo que significa que su existencia está totalmente desarraigada. Pero su lugar está en el puente principal, en vez de en algún lugar del vientre de la nave, lo que indica que, este aspecto de la consciencia, en general, se ha purificado hasta cierto punto: la parte animal agresiva que proviene de su origen pre-humano (el sistema límbico en el cerebro intermedio), casi se ha elevado desde el subconsciente e integrado en la consciencia, cultivada y disciplinada en este proceso. Más tarde, la historia de Worf se desarrolla plenamente contando cómo se reconcilia su naturaleza klingon con su educación humana.

El sistema nervioso vegetativo está representado por el ingeniero jefe de la nave, Geordi Laforge. A menos que esté en su puesto en el fuselaje, inspeccionando algún lugar de la nave o tratando de optimizar la eficiencia del reactor warp, también suele estar en el puente principal. Geordi es ciego de nacimiento, pero gracias a una prótesis cibernética puede ver no sólo las cosas en la luz normal, sino también gran parte del espectro infrarrojo y ultravioleta. La tecnología (inteligencia creativa aplicada), no solo ha dado “vista” al sistema nervioso autónomo, sino que ha hecho que su percepción (el “sentimiento intestinal”) sea superior en algunos aspectos a la de los sentidos. Así, el sistema nervioso autónomo no sólo se ha vuelto visible por la inteligencia creativa (la tecnología), sino que también posee una percepción (el «instinto») superior a la de la parte sensorial.

En la parte delantera del puente se encuentran dos consolas de control; en la parte izquierda se encuentran, normalmente, el androide y el segundo oficial, Data («Datos», «Mediciones» – Intelecto, Lógica, Conocimiento). Este ser humano artificial no tiene sentimientos (hasta que, hacia el final de La Próxima Generación, se actualiza con un circuito de emoción), pero se ve conmovido por la necesidad paradójica de entender las emociones. Él, el intelecto sin emoción, es muy superior en fuerza, velocidad e inteligencia (percepción, detección de patrones, resolución de problemas, etc.) a los miembros de la tripulación de carne y hueso (los aspectos emocionales, personalidad no racional), – y sin embargo, con frecuencia se avergüenza de sí mismo a causa de ser completamente insensible a las emociones que nos guían. Simboliza el intelecto maduro que anhela entender y servir lealmente al Bien que (aún) no puede comprender.

Data tiene un «hermano gemelo mayor» llamado Lore («Leyenda»), construido anteriormente por el «mismo padre». Tiene emociones, pero no empatía ni ética, y como resultado, se volvió poderoso y malvado. Su creador lo desactivó y creó a Data que carece de emociones, pero posee una programación ética básica. Lore se reactiva accidentalmente y aparece, una y otra vez, como un oponente superior y sin escrúpulos que, a menudo, se hace pasar por Data hasta que vuelve a desaparecer, esta vez definitivamente. En su malicia temeraria, destructiva e indolente, es el reflejo de un deseo desenfrenado que actúa sin importar las pérdidas, hasta que sea superado y neutralizado por la consciencia madurada.

Otra figura fascinante es la antigua y misteriosa Guinan, que repentinamente aparece de la nada en una de las primeras temporadas y que, desde entonces, trabaja como camarera en el casino de la nave.Equipada con una comprensión y una experiencia infinitas, rápidamente se convierte en una persona paciente, comprensiva y amistosa para cualquier persona que se sienta sola o necesite un consejo. La mayoría de las veces es muy minimalista e incipiente, sus declaraciones son breves y oraculares. Juega un importante papel en ayudar a Data a comprender la naturaleza humana. No sabemos mucho de ella, excepto que tiene siglos de antigüedad y que su planeta natal fue destruido por los Borg.

Interpretemos la figura de Guinan como sabiduría, experiencia e intuición.
La doctora Beverly Crusher es la oficial médico de a bordo (salud, poder curativo, cuidados) que, a diferencia del cirujano de la serie original, doctor Leonard «Huesos» Mccoy, un brusco médico de campo cuya misión era asegurar el funcionamiento físico de la tripulación, tiene un carácter maternal y afectuoso (con el objetivo de contrarrestar la frialdad del señor Spock). A consecuencia de ello, este aspecto de la personalidad se personifica ahora como una mujer. Lleva a su hijo a bordo, el joven Wesley. El padre de Wesley murió antes de que él naciera y fue el capitán Picard quien le dio la noticia a Beverly, por lo tanto, tienen una relación especial.

Un aspecto que trasciende el tiempo y el espacio

Wesley es un joven prodigioso con un entendimiento brillante e intuitivo de la tecnología (que aquí interpretamos como inteligencia aplicada y creativa). A pesar de su juventud, posee una gran facilidad para que se le ocurran ideas que le salvan la vida, ante las que los oficiales más antiguos y experimentados se quedan perplejos y observan asombrados. Esto, (junto con la caracterización un poco estridente), ha convertido a Wesley en el personaje más odiado de la serie entre los aficionados. Pero lo que tenemos aquí no es la representación de una persona, sino la personificación, un poco ingenua, de un principio interior que, aunque está en la estructura de mando de la nave – la estructura actual del microcosmos -, es completamente insignificante, aunque, según la opinión humana, posee unos conocimientos y unas habilidades inimaginables.

Dos veces – al principio y hacia el final de la serie – Wesley es contactado por un ser llamado: El Viajero. El viajero no está condicionado por el tiempo y el espacio, sino que tiene una consciencia omnipresente que tiene acceso a todas las dimensiones. Un ser misterioso e inconcebible, que se manifiesta por compasión, adoptando dócilmente una forma humanoide para evitar el conflicto en lo trascendente. Le dice a Wesley que la humanidad está destinada a desarrollar la misma consciencia, y pone al Enterprise, por un corto tiempo, en un estado que va más allá del tiempo y el espacio. Wesley se queda a bordo del Enterprise, donde sus inexplicables habilidades y conocimiento continúan llamando la atención y el asombro. Después, se irá del Enterprise para matricularse en la Academia de la Flota Estelar.

Aquí, junto con otros, es persuadido para participar en una transgresión de las reglas, que conduce a la muerte de un compañero de estudios. Su confesión, prácticamente forzada por un furioso capitán Picard, le evitó la expulsión de la academia y llevó al líder a ser castigado. Pero el incidente cambia a Wesley, que se convierte en un solitario malhumorado y un extraño entre los suyos. Cuando el viajero vuelve, y le pide a Wesley que le acompañe, Wesley acepta y abandona a los demás, que aún están atados al espacio y al tiempo.

Wesley, simboliza un aspecto de la humanidad que trasciende el tiempo y el espacio. Es por eso que el Trascendente, que no es de este mundo, se le acerca y lo atrae hacia él al final de su viaje material. Señala un objetivo que la consciencia general no ha alcanzado todavía. Es como un mensaje de un paso en el desarrollo que la evolución espiritual tiene aún para el ser humano. No puede integrarse en la consciencia actual, pues aquí se le quiere y se le acepta, pero no se le entiende realmente.  Anhelando pertenecer y ser reconocido, se deja arrastrar a un nivel demasiado por debajo de su estado real. Esta traición a sí mismo y a los valores y estándares comunes, finalmente lo aliena.

Para volver a encontrarse a sí mismo, tiene que ir a donde está su verdadero hogar; un viaje que, en última instancia, es el viaje de todo ser humano.

(Continúa en la parte 3)

 

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Fecha: julio 25, 2019
Autor: Thomas Schmidt (Germany)
Foto: tunnelmotions Pixabay CCO

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