En la década de 1960, por ejemplo, existía la convicción de que la marihuana era un medio entregado por los dioses para proteger a la humanidad de la rigidez, de la cristalización de la mente. Muchos lo vieron como un medio para romper con la conciencia auto-limitante de los hábitos sociales imperantes. La conciencia de que la mente estaría limitada de nuevo por el hábito a dicha sustancia fue rechazada por el momento.
En nuestro siglo, la idea de que se necesitan ciertos ingredientes para expandir la mente y el espíritu a través del uso de diversas sustancias ha dado lugar al uso, por ejemplo, de la ayahuasca 1, bebida que se obtiene de dos plantas sudamericanas.
La expansión de la mente puede surgir como un deseo de imaginar y experimentar las dimensiones del espectro electromagnético. Normalmente, nuestros ojos solo nos permiten ver una pequeña porción de ese espectro que, tomado en su conjunto, es aproximadamente diez billones de veces mayor que el de la luz visible.
La conciencia del Uno, que lo impregna todo y lo es todo, también abarcaría el espectro mental total, ¿no?
Pero hay otra razón que estimula el deseo de expansión de la mente, a saber, la angustiosa experiencia de la opresión, el sentimiento de confinamiento social, la experiencia de límites absolutos que son social y económicamente establecidos por el orden dominante. Por lo tanto, surge la necesidad de expansión contra la sofocante sensación de asfixia que causa este clima de mentes estrechas de clase media, y las normas aceptadas sobre el placer, el bienestar y la ganancia.
Una nueva fe se presenta como lo mejor para aliviar este deseo y esta necesidad, esto es, la fe en los datos, la fe en la nueva información: la creencia de que el mar aparentemente infinito de datos enriquecerá y expandirá nuestra conciencia a proporciones espirituales; de que surgirá un océano de conciencia basada en la información que nos conectará con el Uno, de modo que la angustia y las mentes estrechas sean cosas del pasado. Esta creencia prevaleciente de los datos conlleva la esperanza de que la tecnología y la inteligencia artificial nos moverán algorítmicamente a un mundo del espíritu lo suficientemente amplio como para permitirnos respirar cósmicamente en una era completamente nueva de conciencia.
Al mismo tiempo, este nuevo paradigma de expansión de la mente de datos también sostiene que es capaz de reorganizar el actual modelo de negocio destructivo que ahora causa estragos en la Tierra, en la naturaleza y en las personas: desde el caos de la sobreinformación, hasta un remedio universal vivo y consciente del medio ambiente.
El escritor Yuval Noah Harari, en su libro Homo Deus 2, pregunta con razón si realmente queremos unirnos a la fe en los datos como un dispositivo de expansión mental; parte de la idea de que nuestros organismos son en realidad solo algoritmos y que los procesos de la vida son solo procesamiento de datos. Y nos hace la pregunta final:
¿Qué es más valioso: la inteligencia o la conciencia?
Gran parte de la población ha optado por participar en el gigante tecnológico de las redes sociales, Facebook, y para ellos esto se traduce en un vínculo permanente con los datos que ellos mismos generan por vanidad, pero que ya no son suyos. Esto sugiere que finalmente han elegido las comodidades fáciles, el disfrute y el beneficio de una realidad virtual.
Nos gusta olvidar que todo agente que expande la mente, ya sea una sustancia física o mental digital, nos hace dependientes de autoridades fuera de nosotros mismos.
Olvidamos que hay un mediador interno que expande la mente, sin dependencia digital, sin el uso de sustancias externas, y que la Gnosis puede hacernos conscientes de este mediador. Entonces, la expansión de la mente puede significar aclarar la ignorancia mediante un conocimiento directo ampliado. El mediador interno nos da espacio espiritual y apertura, porque donde está ese Espíritu hay libertad.
Referencia: Este artículo apareció por primera vez en la revista. Pentagrama 2018, numero 3
[1] La ayahuasca se elabora a partir de dos plantas: la Psychotria viridis y la trepadora Banisteriopsis caapi. La Psychotica viridis contiene como material activo DMT. La Banisteriopsis se encarga de que el DMT no se destruya y permanezca activa durante un período más largo. Fuente: Clínica Jellinek.
[2] Yuval Noah Harari: Homo Deus: Una breve historia del mañana, 2016.
