El Dial es Nuestro

El Dial es Nuestro

La respuesta a una pregunta está en nuestro interior.
¿Estamos sintonizados para responderla?

¿Qué es un dial? Conocemos la esfera de un reloj, un indicador del tiempo espacial, del día y de la noche. También conocemos el sintonizador, el antiguo mando de la radio que nos permitía orientar la longitud de onda que queríamos escuchar. Hoy conocemos el sintonizador electrónico de nuestro televisor u ordenador y otros instrumentos tecnológicos. Y está el dial de la brújula con una aguja para indicar la dirección. Todos ellos apuntan a algo que pertenece a la Tierra, algo invisible a los ojos y que, sin embargo, dirige nuestra atención y nos mantienen informados, conectados, unidos al planeta en el que vivimos. Los consideramos perfectamente naturales, tenemos toda una vida de conexión .

Pero, ¿qué hay del reino espiritual que nos rodea, un reino que en sí mismo no podemos ver, al igual que no podemos ver las fuerzas del reino terrenal visible? A medida que la humanidad explora y evoluciona, sabemos, cada vez más, que existe algo distinto de lo que podemos percibir con nuestros sentidos físicos. Utilizando la tecnología podemos ser conscientes de la evidencia de otras fuerzas, otros poderes, y del mismo modo podemos llegar a estar conectados.

En la mayoría de los casos, como somos de la tierra percibimos partes de la tierra que, con razón o sin ella, consideramos «espirituales». Pero, sin duda, si algo es verdaderamente espiritual no procede de la tierra, sino de un reino completamente distinto. Un reino sobrenatural que interpenetra el mundo, pero que no pertenece a él. ¿Tenemos un dial, un indicador, un sintonizador que pueda señalarnos en esa dirección? Por supuesto que sí, y siempre hemos tenido esa facultad bien dispuesta en nuestro interior. Pero del mismo modo que podemos elegir no fijarnos en la esfera de un reloj o escuchar una determinada longitud de onda de sonido o imágenes, también podemos elegir ignorar la dirección hacia la que estamos siendo llamados espiritualmente.

Consciente e inconscientemente, la reemplazamos con todas las influencias seductoras, y no tan seductoras, que ofrece el mundo que nos rodea, con todas los atractivos que nuestros diales terrenales perciben y miden. Día y noche, hora, temperatura, altura y profundidad, largo y ancho y así sucesivamente. Lo suficiente como para mantenernos ocupados durante más de una vida, durante milenios. Esta es la historia de la humanidad, quizás ahí es donde todavía nos encontramos ahora. Interconectados con el mundo, ligados al ámbito terrenal en lo que cada vez resulta más una experiencia inquietante e incómoda. Pero hay algo que, a pesar de las consecuencias, todavía decidimos ignorar.

¿Cuál es la naturaleza de este reino espiritual del que hablamos? ¿Cómo sabemos que existe? ¿Dónde están nuestros medios para detectarlo, para conectar con él?

Se podría comparar con una fuerza gravitatoria, como la que nos sujeta a la Tierra, pero en sentido contrario. Nos aleja del reino terrenal en lugar de atarnos a él. Trayendo un cambio continuo a la tierra y a sus habitantes, para asegurar que la atracción terrenal se rompe continuamente.

Conocemos estos cambios, los experimentamos constantemente. Pero, aun así, como humanidad, nos aferramos a esa atracción. Pero ,como en todas las civilizaciones anteriores de este planeta, cuando la civilización ha alcanzado su punto álgido, llega un momento de «no ir más allá», es el borde de un precipicio. Estonos brinda, quizás de forma abrupta, la oportunidad de tomar consciencia del dial oculto en nuestro interior, un indicador antes no percibido que puede señalar un camino. Un camino nuevo, un camino diferente. Se abre la posibilidad de percibir un reino diferente que, en esencia, siempre ha estado ahí, esperando pacientemente. Podemos tomar consciencia de otro impulso que potencialmente puede despertarnos, elevarnos más allá de lo terrenal mientras aún existimos dentro de lo terrenal. Una experiencia de estar en el mundo pero no ser del mundo. Nuestro dial señala una nueva vía, una nueva dirección, un nuevo camino.

¿Lo seguiremos? ¿Dejaremos que nuestro afinador interior nos guíe? ¿Individualmente? ¿Colectivamente? Esa es la cuestión.

La respuesta está en tu interior.

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Fecha: febrero 21, 2024
Autor: Pam Wattie (Australia)
Foto: by NEOM CCO

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