Cómo nace y se abre camino una película. Parte 1

Entrevista para LOGON al cineasta Rüdiger Sünner Angela Paap. Berlín

Cómo nace y se abre camino una película. Parte 1

AP: Querido Rüdiger, usted produce películas silenciosas, lentas, que nos invitan a mirar y hacer una pausa, así que hablemos de lo que vemos. En tu película de Rilke, contemplas muy tranquilamente el brezo, una pequeña y bonita planta. Rilke lo dice en un poema: «Me encanta escuchar cantar a las cosas». Y creo que tus películas tienen, en general, esa cualidad que las distingue, que es la de pararse y observar lo que las cosas realmente te dicen.

RS. Sí, con esas pausas, te estás refiriendo al factor tiempo. Mis películas son bastante lentas, razón por la que no se emiten en televisión o por la que los editores de TV me escriben en privado diciendo que las películas les parecieron geniales, pero que nunca podrían comprarlas para emitirlas. La explicación suele ser la siguiente: los hábitos de visión de la gente se adaptan hoy a un ritmo diferente, así que debe haber más música, menos silencio, más comentarios, más didáctica. Sin embargo, yo le doy más tiempo al espectador y lo dejo solo con las cosas; por ejemplo, con las palabras de Rilke.

Cuando voy al estudio de grabación con mis locutores debo seguir ciertas pautas. Por ejemplo, al presentador de la película de Rilke, Hans-Peter Bögel, -uno de los mejores oradores de Alemania y que ha presentado varias películas mías-, incluso tuve que ralentizarlo. El día anterior había hablado en televisión y oía de los editores lo contrario: “¡Se duerme, un poco más de velocidad!” Y esto es lo que aporta mi estudio – lo he experimentado con muchos buenos oradores –.  Siempre los he ralentizado: más lento y pausas más grandes. Y, además, por ejemplo, en el caso de Rilke y también de Paul Celan (otra película de Sünner), he prolongado incluso las pausas que hizo el orador.

Paul Celan escribió poemas increíbles que no se pueden entender como se puede entender un artículo periodístico; no se pueden entender como un poema de Eichendorff, son aun más oscuros, más ambiguos y más difíciles; por eso tengo que darle al espectador un respiro. Aquí vienen las primeras imágenes de un poema y luego el orador hace una pausa; pues esto no solo es una lectura, sino que también concurren la imagen y el sonido, es decir, pasan todo tipo de cosas: sonidos, imágenes, quizás música, o sonidos individuales. Esto tiene que ser digerido.

“De hecho, lo que quiero hacer es crear un estado en el que esto llegue profundamente al espectador y no solo reaccione, sino que tenga un eco, un recuerdo, un sentimiento de sí mismo.”

Esto lleva su tiempo. Algunas veces pienso que podría hacer películas aun más lentas, quizás aún sean demasiado rápidas.

AP. Creo que es importante que a través del arte se creen espacios para detenerse y simplemente observar las cosas, dejando que tengan su efecto sobre nosotros, y así entablar un diálogo con algo esencial. Lo que me interesaría saber, en este contexto, es cómo llegaste a tus imágenes meditativas. En la película sobre Dag Hammarskjöld, vemos un paisaje lapón, o bien vemos descongelarse los carámbanos… muy lentamente. ¿Cómo se forman estas imágenes silenciosas?

RS. Sí, llego a estas pequeñas escenas de diferentes maneras. En la película de Hammarskjöld, filmé en una cueva de hielo, bajo un glaciar, donde había un goteo constante. Y ahí estaban las más hermosas burbujas verdes, azules y blancas en el hielo, iluminadas por el sol, de forma intrigante. Leí de él, en algún lugar, que en Laponia tuvo la experiencia constante de transiciones, de transiciones fluidas entre el hielo y el agua, entre invierno y primavera, entre el día y la noche, entre el frío y el calor; es un paisaje de transiciones. Ahora está lloviendo, pero a lo lejos, de nuevo, se ve una brillante franja de sol, o se está de pie con un espléndido sol y se ve que hay una pared negra a 100 km. de distancia, donde llueve intensamente: existen transiciones continuas. Y ese goteo constante de infinitos arroyos, ríos de glaciares, cascadas, charcas que gotean… se encuentra cuando se viaja a Laponia.

No se sabe exactamente dónde fue Hammarskjöld en sus caminatas, pero luego uno se desplaza allí y percibe atmósferas, estados de ánimo y textos en la cabeza. Y cuando creo que estoy en un estado de ánimo similar y puedo ver que esto es lo que están causando estos carámbanos que gotean, entonces me tiendo debajo de ellos con mi cámara, y luego se trata de filmarlo bien. Hay muchas formas de filmar algo así.

“Tienes que acercarte, no tener miedo de acercarte a las cosas, incluso de estar extremadamente cerca.”

Y luego tienes que expresar algo, tenderte y hacer lo necesario para llegar allí. Y cuando lo hago, me siento muy feliz de hacerlo, y esta felicidad la llevo conmigo.

En mi sala de edición, sin embargo, no tengo ninguna garantía de si algo de esto estará en la película, o en qué momento va a salir en la película, ni con qué parte del texto irá en la película. Lo tengo guardado, según el estado de ánimo; y entonces puede suceder que de repente piense en un texto de Hammarskjöld, y sé que algún día podré recurrir a él. En ese momento lo monto, y lo más hermoso es realmente cuando ambos juntos, imagen y texto, crean algo completamente nuevo. Entonces, la imagen no es solo una ilustración del texto o el texto solo describe en palabras lo que dice la imagen, sino que, tal vez, permanece el «fluyendo en sí mismo».

Esto puede convertirse en una corta digresión sobre la naturaleza de la transición, sobre un paisaje que está lleno de flujo.

(Continuación en la segunda parte)

Entrevistas:
con Angela Elis: https://www.youtube.com/watch? v=aItew1Wf4X&t=2s.
con Axel Voss: https:///www.youtube.com/watchv=5_KIYC1lb4.

 

 

 

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Fecha: junio 10, 2020
Autor: Angela Paap (Germany)
Foto: Rüdiger Sünner

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