Arte y Verdad – Parte 2

El espejo cultural del alma tiene hoy muchos matices. Rara vez los puntos de vista individuales de lo que es bello han sido más complejos que en el ámbito cultural moderno.

Arte y Verdad – Parte 2

A la parte 1

Cuando los valores de la cultura se debilitan

Goethe se sumergió en la naturaleza de lo Bello y lo Verdadero. Trató de descubrir los patrones básicos de la naturaleza buscando la planta primordial. Dado que el alma solo puede percibir lo que corresponde a su propia estructura, esta búsqueda debe ser sinónimo de la búsqueda del alma primordial, lo que fue sin duda el contenido de las ambiciones artísticas de Goethe y de muchos artistas antes de su época. Hölderlin describe a este tipo de artista cuando dice: «No vivimos para brillar, vivimos para hacer el bien».

Esta «benevolencia», ciertamente, puede equipararse a la necesidad de crear, como artista, una obra a través de la cual brille el esplendor del «Uno» eterno, o que cautive a través de su armonía. A lo largo de la historia de la humanidad, hemos visto repetidamente a artistas que han creado tales obras de arte en todos los campos. Hoy, los coleccionistas pagan precios sin precedentes por tales obras. Así, el arte experimenta un cierto cambio en su significación.

Este cambio probablemente fue iniciado más bien por el Zeitgeist (el espíritu de la época) que por los propios artistas. El arte se ha convertido en un objeto de valor y hace tiempo que abandonó la búsqueda estética o de crear posibilidades para que el alma recuerde sus raíces olvidadas; o para dar expresión a lo Bello, el Bien y la Verdad en la vida de los fenómenos. Con la aparición del diseño de productos y de la publicidad, se desarrolló un arte de masas, en el que la búsqueda de los arquetipos o, en otras palabras, el potencial utópico, pasó a un segundo plano. El potencial utópico establece la conexión con el mundo de las ideas. Puede ser aterrador para el alma cuando, inesperadamente, este potencial brilla de repente, directamente en ella, después de pasar por los sentidos. Para el artista, esos momentos son impresionantes y especiales. Sin embargo, el campo del diseño de productos y de la publicidad, que se mueve tan rápidamente, no puede comprender realmente esta forma de arte.

Los fenómenos artísticos modernos, recientemente desarrollados, tienen una intención completamente diferente. Atraen la atención del alma hacia los objetos materiales. A menudo son productos de fabricación masiva de corta duración. En el contexto de su propósito original, estas obras de arte probablemente pueden ser llamadas ´una mentira´. No se preocupan por crear una utopía que haga consciente al alma de su origen y que la lleve a la libertad; no es un arte de belleza involuntaria. El objetivo aquí es animar a la gente a actuar en el mundo de los fenómenos. Esto conduce a un aplanamiento, característica propia de nuestro espíritu de época.

Con el fortalecimiento de la mentalidad materialista, lo bello se convirtió en «belleza artificial», lo verdadero se ha convertido en la «verdad artificial» y el bien en el «bien artificial». Este desarrollo comenzó mucho antes del desarrollo del arte de masas. Pero como el hombre y, por tanto, también el artista, no puede por su propia naturaleza negarse a sí mismo, se da cuenta de que el arte se ha convertido en una mentira y, de esta manera, finalmente, la verdad se vuelve visible nuevamente. El arte es una expresión del eterno romance, o discusión, entre la bella y la bestia.

El ser humano experimenta este romance como una batalla entre las dos almas que lleva dentro. El cuento de hadas francés «La Bella y la Bestia» habla de la esperanza de que Bella, a través del amor y la devoción al bien y a la verdad, redimirá al príncipe en la Bestia.

¿Qué tiene de especial el espíritu de nuestra época?

No queremos concluir este artículo sin mirar hacia el futuro. Hemos expuesto que tanto el arte como la ciencia se han abierto paso en la abstracción. Al mismo tiempo, o quizás un poco antes, ha comenzado un desarrollo que podría llamarse folletinesco. Ya no se trataba solo del objetivo artístico como meta, sino de escribir sobre filosofía, ciencia o arte. Esto dio lugar a conferencias, películas y obras de teatro radiofónicas que ya no se centraban en los valores esenciales, sino que servían principalmente como distracción. Estos folletines fáciles de entender gozan de gran popularidad y continúan inundando los medios de comunicación hasta hoy. Lo bello, lo verdadero y lo bueno están preparados para la boca, fáciles de entender y digerir. Se les quita el poder de guiar a las personas a un encuentro en profundidad. El lector tiene la sensación de comprender y, con ello, de haber alcanzado su objetivo. Se le dan respuestas que no son ninguna respuesta y que debilitan los valores culturales. Además, las preguntas acerca de una búsqueda más profunda ya no parecen ser necesarias.

En nuestro discurso hemos hablado de la medida armoniosa de todas las cosas como expresión de la Belleza. Este sentimiento también es de naturaleza sensual. Siempre ha habido fases en la historia de la cultura en las que la experimentación a través de los sentidos era el principal contenido y principal objetivo de la vida. Nosotros también estamos viviendo en una fase así en este momento. Experimentamos cómo esta actitud nos está llevando compulsivamente hacia el debilitamiento de la cultura.

En contraste, la gloria del «Uno» va más allá de la experiencia sensorial. El alma se enfrenta de repente a impresiones que la atemorizan profundamente, porque en esos momentos percibe fragmentos de otra realidad más allá de los órganos de los sentidos. Esto a menudo puede producir miedo y terror, pero deja impresiones cada vez más profundas. La ciencia ha profundizado, por ejemplo en la física, hasta el punto de que toda la investigación ha conducido a resultados paradójicos. Quizás el arte todavía tiene este desarrollo por delante, un desarrollo en el que la gloria de la eternidad lleva al arte al límite de lo expresable. Tales fases de profundización periódica siempre han existido y volverán a existir.

 

Bibliografía

Henry Keazor: “Kunst ist eine Lüge, die uns die Wahrheit begreifen lasst.” Manipulation und Fälschung in der Kunst, (“El arte es una mentira que nos hace comprender la verdad”. Manipulación y falsificación en el arte), Heidelberg, 2018.
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Platón: Obras recogidas (libro electrónico). 2016.
Leonardo da Vinci: Kunst und Wissenschaft des Universums (Arte y ciencia del Universo), Arte Doku.
Thomas Hettche: Die Zeit, Ausgabe 52, 2019: Die Freiheit der Kunst und das Leid der Welt (La libertad del arte y el sufrimiento del mundo).
Nicolai Berdiajew, Das neue Mittelalter (La nueva Edad Media), Tubinga, 1950.
Werner Heisenberg: Gesammelte Werke (Obras completas), Volumen III, Piper München, 1985.

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Fecha: abril 30, 2020
Autor: Heiko Haase (Germany)
Foto: Hermann Traub via Pixabay

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