Iluminación

"Hay una luz que brilla más allá de todas las cosas de la Tierra, más allá de todos nosotros, más allá del cielo, más allá de las alturas, los cielos más altos. Esta es la luz que brilla en nuestro corazón." (Upanishad)

Iluminación

El concepto de iluminación viene de la idea de ser capaz de ver o entender algo que aún no estaba lo suficientemente claro, algo que aún permanecía oculto, en la oscuridad, pero luego obtenemos una imagen clara y entendemos.

Es como la luz del Sol que ilumina todo durante el día, para buscar sustento y estar alerta ante el peligro.

Es la luz que ha sido el fundamento de la apreciación y el amor al Sol, como la estrella que es la fuente de la vida.

Y como siempre, ha sido el foco de todos los ciclos de la naturaleza, en consecuencia, también es un aspecto fundamental en muchos sistemas filosóficos y místicos. De la misma manera, ha sido la base para la ciencia y el desarrollo de la humanidad, más allá de una mera adoración al Sol.

Científica y filosóficamente, existe un acuerdo respecto al origen del universo, al menos respecto al hecho de que el universo proviene de la unidad.

Así como los teóricos del Big Bang ven la expansión desde un solo punto, la creación nace con la luz, como una base, y fuente común para todo lo que existe en este universo que habitamos y que nos habita.

La luz, vista como la fuente de poder absoluto que energiza todo, que constituye todo, es entonces el origen y el propósito de todo.

Las partículas de nuestro cuerpo físico permanecen prácticamente estáticas, cristalizadas y con una vibración de energía densa, que nos mantiene atrapados en el tiempo y el espacio.

Nuestro objetivo hoy es explorar cómo llegar a ser parte de ese estado vibrante más elevado. Eso es lo que llamamos el nacimiento de una nueva conciencia espiritual; haciendo posible la unión de lo que está arriba con lo que está abajo, simbólicamente hablando, lo denso y material con lo espiritual, que está en una vibración de energía de una frecuencia mucho más alta. De hecho, es la luz que irradia y emerge del interior de nuestros corazones.

Y cuando empezamos a hablar de alcanzar la iluminación, ello implica que nos demos  cuenta de nuestra naturaleza espiritual. Y alcanzar esa iluminación no es un objetivo en sí mismo, que se pueda alcanzar con el chasquido de los dedos, sino un proceso continuo que se desarrolla progresivamente, poco a poco.

¿Recuerdas cuando Siddhartha, el Buda, se refiere a este proceso? ¿Y cómo comienza a decir que, aunque podía ver un esplendor de la luz universal que emanaba del mundo espiritual, no era capaz de distinguir nada – ni formas ni imágenes, nada, porque su iluminación aún no era lo suficientemente pura?

Entonces, más tarde, ya podía percibir, no sólo la luz, sino las diferentes imágenes y formas dentro de la luz, aunque sin reconocer su significado, porque su iluminación aún no era lo suficientemente pura.

A medida que avanzaba en su camino a través de la iluminación, gradualmente comenzó a reconocer esas formas como la expresión de entidades espirituales sin siquiera entender su origen. Más tarde, no sólo comprendió su origen, sino también las acciones de esas entidades espirituales, así como su estado de conciencia. Y entonces, finalmente comprendió que él mismo había habitado esos reinos en el pasado y que, juntos, habían sido parte de cada uno como un todo, y es en ese momento cuando concibe y logra plenamente la pureza de su iluminación.

Tenemos que entender que ciertos métodos y sistemas ideológicos tradicionales, no importa cuán antiguos o establecidos estén en la sociedad que habitamos, ya no pueden aplicarse al estado actual del ser.

Tenemos que entender que nuestras propias creaciones mentales son las que realmente establecen los límites de nuestras percepciones. Hemos creado un enredo intelectual artificial que cubre, una tras otra, la simplicidad de la belleza universal.

Einstein solía decir que si no puedes explicar algo de forma sencilla es porque no lo entiendes suficientemente bien.

Solo cuando podemos ver todo claramente, experimentamos la iluminación.

Ahora, la conciencia se manifiesta externa e internamente. Externamente, cuando nos damos cuenta de que algo se ha roto y necesita ser fijado o renovado. Nos cuestionamos a nosotros mismos y examinamos nuestras propias respuestas; no nos tragamos todo lo que decimos sin cuestionarlo. Eventualmente, nuestra conciencia trasciende la tercera dimensión y vibra sincronizada con la luz que despierta en nuestro núcleo, en el centro de nuestro microcosmos. Ese es el aspecto interno.

Por eso, este proceso se llama iluminación. Porque esa luz dentro de nosotros, el Dios dentro de nosotros, es nuestra esencia aquí y ahora. Esa naturaleza Divina es el aspecto eterno dentro de nosotros.

El caso es que debemos superar nuestro mayor obstáculo: nuestras propias creaciones, la percepción del mundo que se basa en nuestro ser egocéntrico, nuestras propias creencias y condicionamientos, nuestras expectativas y los recuerdos de la vida que vivimos ahora, pero también de las vidas pasadas.

Superar este obstáculo es un trabajo de auto-iniciativa. Nuestra mente debe entender y reconocer este obstáculo, debe trabajar en él. Esta auto-iniciativa no es un proceso simple de solo aprender y entender algo. Es un combate interior, una lucha entre el nuevo ser humano que está naciendo y formándose bajo el radiante conocimiento divino, bajo los infinitos condicionamientos y automatismos de nuestro comportamiento que, por supuesto, intenta evitar perder el control de la gravedad vital.

Imagínate pilotar un avión… ¿sabías que un avión está fuera de curso el 95% de las veces, pero que el piloto sigue corrigiendo el curso, una y otra vez, hasta que llega a su destino?

Es un esfuerzo continuo, que tiene sus ciclos. Seguimos corrigiendo la dirección cuando nos desviamos, preparándonos para el siguiente desvío.

La luz de nuestro corazón necesita el apoyo continuo de nuestro ser consciente para que pueda transformar esos componentes densos y elevarlos a frecuencias más altas que puedan nutrir verdaderamente nuestro ser como parte integral del universo.

La verdad es un estado, tan único, que una vez que la adquieres, una vez que la aceptas como parte de tu propio ser, no puedes regresar – ya que te cambia, te transforma; te convierte en un ser diferente del que solías ser antes de aceptarla. Te conviertes en uno con la propia verdad.

Cuando un buscador comienza su búsqueda de la VERDAD, ha comenzado a iluminarse. Ha recibido un resplandor de luz, pero como dijo el Buda al respecto, no puede ver muy claro todavía porque la purificación del candidato aún no está completa.

A medida que el candidato pasa por este proceso de transformación y purificación de su ser, la iluminación se convierte en un hecho real, aumentando en fuerza y luz. El proceso funciona de forma gradual y simultánea. A medida que el ser humano alcanza gradualmente la iluminación, adquiere la capacidad de percibir los obstáculos que su propio ser proporcionó o presentó durante este proceso de búsqueda y transformación. El discernimiento se vuelve cada vez más claro, más brillante y te permite identificar qué seres, qué energías bloquean tu camino, además de ti mismo.

La iluminación es un proceso interminable que se mueve de existir a devenir, y de devenir a ser. ¿No es esto un asunto de conciencia? Aparentemente. Si este proceso llegara a un fin dado, a una finalidad, ¿dónde estaría entonces la iluminación? Habría cambiado de nuevo o vuelto a la visión parcial, en el espacio y el tiempo. Este es un enorme desafío que cada habitante de este planeta está invitado a ver, conocer y enfrentar. Aquí es donde el presente y el futuro se funden en la unidad.

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Fecha: enero 16, 2021
Autor: Jacek Zapasnik (France)

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