Alquimia – un camino hacia el oro interior Parte 2

Las siete etapas clásicas de la transformación alquímica

Alquimia – un camino hacia el oro interior Parte 2

A la parte 1

Prestemos ahora atención a las fases clásicas de la transformación alquímica, que, como era de esperar, son más conocidas como séptuples (también hay descripciones de doce fases), y llevan nombres latinos.

1. Calcinatio (calcificación, combustión en seco), también llamado «bautismo de fuego«.

El proceso de laboratorio consiste en una combustión controlada de la materia en fuego permanente. Sin embargo, esta incineración o cauterización no cesará cuando el material se haya convertido en ceniza gris-negra común, sino que continuará hasta que se haya obtenido un puñado de fino polvo blanco.

Desde un punto de vista psicológico, aquí se describe la primera etapa de purificación de un ser humano, donde el ego permite la ‘prueba de fuego’ de su inflamada voluntad egocéntrica, de modo que lo que se desarrolla es una personalidad dispuesta a servir al principio espiritual silencioso dentro de sí misma. Esta fase inicial de liberación de nuestro egocentrismo plomizo, se hace posible con la apertura a la comprensión espiritual de que el sacrificio de la voluntad, dominada por el ego, es la clave esencial para la liberación de la conciencia, y así es como comienza el proceso de su transformación. Cuando, a través de sus capacidades mentales, el ego comprende algo de este proceso, trata de imitarlo, de reemplazar su dura voluntad con ideas más cultivadas para servir a los demás, pero solo para mantener la imagen de sí mismo bajo una luz más favorable. Precisamente por eso, en la descripción de la calcificación, se enfatiza explícitamente que la cauterización no se detiene después de la incineración, sino solo después de la quema de las cenizas, cuando solo queda un puñado de polvo blanco, como mencionamos. Paracelso presta especial atención al hecho de que, sin la realización completa de esta primera fase de transformación alquímica, el resto no se puede experimentar.

2. Sublimatio (sublimación), también llamado «bautismo de aire».

Aquí, en el recipiente de laboratorio apropiado (el alma), haciendo algo como la precipitación «inversa», el material fino se separa de la materia gruesa. Por eso los alquimistas llamaban a esta fase la separación (Separatio). De las cenizas de la voluntad sacrificada, el elemento purificado de la «madre materia», surge el alma pura, el alma primordial, que es la materia para la realización del alma-espíritu del ser humano. Durante esta fase, todos los sentimientos, pensamientos e impulsos de las acciones humanas están siendo guiados por las vibraciones internas del alma, las cuales, a través de los criterios de sublimación, se reconocen y distinguen de cualquier otra cosa y, en consecuencia, pueden formar una imagen clara.

3. Solutio (disolución), también llamado «bautismo de agua».

Se describe como una disolución muy lenta y perfectamente silenciosa de la materia sólida en el recipiente de laboratorio. En algunas obras alquímicas, a este proceso se le llama «el ahogamiento del viejo Rey«, es decir, el yo egocéntrico. Es lógico que el cambio en las cualidades físicas también represente un proceso psíquico correspondiente: durante la disolución, las diferentes partículas materiales pierden sus propios límites y se convierten en un líquido homogéneo. En el lenguaje místico, eso significaría la ingeniosa liberación del alma individual y su fluir hacia el «océano» del Alma del Mundo.

4. Putrefactio (descomposición).

Para esta fase, a veces comparada con la fermentación, se usa un fuego muy suave que descompone cada componente de la mezcla al nivel final. Así es como puede comenzar el proceso de creación, desde la materia prima. Como ahora está animada por el Alma del Mundo, se crea una nueva forma de vida, que tiene una organización mucho más alta y fina que las formas y la vida biológica que conocemos.

El lenguaje alquímico a veces usa la palabra Mortificatio (mortificación). Tradicionalmente, esta fase dura 40 días y se realiza «a cubierto», sin interferencias ni seguimiento del proceso. Esta mortificación, llamada «endura» por los bogomilos y cátaros, es el acto del último «adiós» al mundo de lo viejo, en el que todos los restos de las hábiles imitaciones del ego ya han sido totalmente desenmascaradas y abandonadas.

5. Destilatio (destilación).

En Alquimia, esta fase se describe a menudo como la creación de la volatilidad de lo material. Lo esencial e intangible se eleva en un nuevo estado gaseoso, un nuevo nivel de la materia. Se dice que, para volver a verter el destilado en el recipiente, el vapor se «fija» enfriándolo. Así, aunque vuelve a su forma líquida, trae consigo lo que «se ha recibido de arriba». El proceso enriquece la sustancia con nueva información recibida de lo que se llama Espíritu. La microestructura de los elementos se aligera y, así, se crea la posibilidad de una posterior perfección gradual, de una «transmutación». El proceso se describe como realizado en un sistema cerrado y, a menudo, se ritualiza con una repetición de 33 veces.

Psicológicamente, esta fase muestra el crecimiento dentro del ser humano de lo que hasta ahora sólo se ha llamado de manera abstracta: «esencia». Nos referimos aquí a una nueva conciencia, que, naturalmente, convierte en actos «lo que se ha recibido de arriba».

La destilación es una fase extremadamente importante durante el desarrollo del camino espiritual. Para el alquimista, existe el riesgo de que, mientras intenta elevar espiritualmente una parte de sí mismo sin utilizar la base necesaria para ello, pueda experimentar una «división» de su personalidad. Así, encantado por su nueva intuición e inspiración, se vuelve adicto a esta «volatilidad» y se olvida de su propia creación. Por lo tanto, durante el proceso de autoconocimiento, no integra todo dentro de sí mismo, e ignora lo que es «demasiado pesado» (se evapora sin «fijación»).

El completar este proceso de “destilación» requiere madurez interior, una realización completa de las cuatro fases anteriores. El resultado de esto es una clara presencia de la mente, aplicada a una nueva forma de vivir. Se cuenta que los bogomilos y cátaros habían logrado este proceso, por lo que en Occitania se les llamaba «perfèctes» (= completo, perfecto).

6. Coagulatio (coagulación, condensación).

Este es el proceso de la nueva creación. Se describe como una condensación, lo opuesto a la destilación, durante la cual el retorno de la sustancia volátil al estado material conduce a una reconfiguración de la materia en una forma completamente nueva.

Desde el punto de vista del trabajo espiritual, esto nos está diciendo que la idea espiritual comienza a fluir constantemente hacia una forma material purificada y renovada. Nace una nueva criatura, una imagen del arquetipo divino original (que la hace antigua, incluso atemporal). Tal como algunos lo describen: la nueva conciencia crea su propio cuerpo nuevo de luz. El material para ello fue llamado por los alquimistas «Rocío celestial» o éteres puros y eternos.

A la parte 3

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Fecha: junio 29, 2019
Autor: Ventsislav Vasilev (Bulgary)
Foto: Pixabay CCO

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