Puede que nunca hayas oído hablar de Helena Petrovna Blavatsky, pero debes saber que nuestra comprensión del mundo probablemente no sería la misma sin el legado de esta mujer rusa nacida en una familia noble, en 1831. Abrió mentes y corazones, rescató la fe de miles de personas, cuestionó dogmas centenarios y señaló lo que casi nadie podía ver en el mundo espiritual, lo que la consagró como una de las figuras más extraordinarias del siglo XIX. Ejerció una gran influencia en artistas como el poeta portugués Fernando Pessoa, quien tradujo al portugués uno de los textos de sabiduría que trajo a Occidente (La Voz del Silencio), y en hombres de la talla de Gandhi, Mondrian, Bernard Shaw y Aldous Huxley, entre otros.
En una época en que las mujeres tenían un papel secundario en la sociedad y carecían de control total sobre sus vidas, Blavatsky fue una adelantada a su tiempo. Cuando era joven, rompió un matrimonio equivocado y viajó por el mundo buscando la Verdad, sumergiéndose en el conocimiento y cultivando la espiritualidad.
Madame Blavatsky (como se la conocía) era una mujer de educación superior, de una gran cultura y una inteligencia privilegiada. Se dice que tenía poderes psíquicos que rara vez se encuentran en una persona. En el Tíbet, a donde la llevó uno de sus viajes, habría sido instruida en enseñanzas secretas por iniciados y maestros que le confiaron la misión de rescatar la espiritualidad genuina en un mundo -el occidental- que se había vuelto cada vez más materialista. Para ella, sería posible revivir de nuevo las tradiciones espirituales ancestrales.
El primer paso en esta dirección fue la salida a la luz de Isis sin velo, una llave maestra de los misterios de la ciencia y la teología antiguas y modernas. Publicada en Nueva York en 1877, su primer trabajo sorprendió a muchos intelectuales de la época, entre ellos religiosos, orientalistas y científicos. En este trabajo, Madame Blavatsky dio pruebas convincentes de tener un profundo conocimiento de las tradiciones espirituales de la humanidad, poniendo de manifiesto la sabiduría de las enseñanzas esotéricas que subyacen en todas ellas. Con Isis sin velo descubrió el mundo invisible y lo colocó ante el público.
Continuando con su tarea, en 1888 publicó La Doctrina Secreta, una síntesis de Ciencia, Religión y Filosofía, que se consideraría su obra maestra y se convertiría en un clásico del esoterismo. Hasta entonces, el conocimiento esotérico proveniente de Oriente estaba poco extendido en Occidente, restringido a unos pocos círculos. Además, se puede decir que incluso en estos círculos el horizonte era limitado. Los libros de Blavatsky, especialmente los dos citados anteriormente, fueron un duro golpe para las ideas cristalizadas de la época, un ataque al dogmatismo y las supersticiones de las religiones, así como del materialismo y la ciencia neopositivista.
Blavatsky provocó una inmensa revolución espiritual en el mundo. Rescató el sentido genuino de la Gnosis cuando escribió sobre lo que llamó la «historia de los perdedores», en clara referencia a aquellos a quienes la Iglesia oficial había perseguido; por ejemplo, las sectas gnósticas, muchos de cuyos seguidores fueron exterminados, ya desde los albores del cristianismo.
Dedicó su vida por completo a la difusión de una concepción nueva del trabajo espiritual; para ella debía ser un trabajo interno: este principio era el resultado de su propia búsqueda.
Blavatsky muestra las señales de identidad propias de los iniciados en la Verdad Universal y, después de más de un siglo de su fallecimiento, en 1891, es relativamente fácil sintetizar sus principales logros.
Con el fin de despertar el interés de las personas hacia una comprensión más amplia de la naturaleza, al principio atrajo su atención con demostraciones de sus poderes psíquicos. Era como si dijera: «Mira, puedo contarte más sobre esto». Siempre estaba disponible, era directa y clara. Se exponía y luego explicaba y, al explicarse, describía el Universo, la Verdad.
Más tarde, Blavatsky, con La voz del silencio (1889), le recordó al mundo que la voz del silencio existe dentro de cada uno de nosotros, independientemente de quiénes o qué seamos. Cada uno puede escuchar su voz interior; cada uno, en su singularidad y con sus contradicciones, puede escucharla. La actitud es al mismo tiempo el impulso, la voluntad y la rendición.
Sin embargo, lo que corona su posición como una de las grandes Iniciadas en la Verdad Universal es el hecho de que ella, sin lugar a dudas, contribuyó a la formación de otro eslabón en la cadena de Fraternidades Universales.
Ella ayudó a difundir una comprensión verdadera y espiritual de las antiguas enseñanzas orientales de los Siete Rishis (siete sabios), del Hinduismo y del Budismo. Y también reavivó el interés por los misterios y el conocimiento hermético-gnóstico, abriendo el camino para el surgimiento de varios movimientos esotéricos y escuelas gnósticas, entre las que se encuentra la Escuela Espiritual de la Rosacruz Áurea.
La figura de Helena Blavatsky, una mujer excepcional, estimuló una oleada espiritual que condujo al mundo y lo preparó para la Era de Acuario, cuya fuerza está llamando al ser humano a regresar a su esencia original.
Bibliografía:
1. Helena P. Blavatsky: Isis sin velo. Una llave maestra de los misterios de la ciencia y la teología antiguas y modernas. Volumen 1, 1995.
2. Daniel Caldwell: – El mundo esotérico de Madame Blavatsky. Escenas de la vida de una esfinge moderna. 2003
3. Peter Huijs: Llamados por el corazón del mundo. 2015.
4. «El redescubrimiento de la Gnosis III». En revista Pentagrama, 2015, núm. 3.