Post-its

¿Dónde está la salida de la rueda de las pegatinas adhesivas, de esta locura de la opinión, del pensamiento similar y de la comodidad de los hábitos?

Post-its

Imaginemos un planeta de papel habitado por gente de papel. Tienen sus vidas de papel. Incluso tienen su propósito de papel en esta vida de papel, un propósito combinado con habilidades especiales. Se les ha dado la capacidad de crear trozos de papel autoadhesivos y esta producción sin fin se ha convertido en el sentido de sus vidas.

Lo pegan todo y a todos. Pegan incansablemente post-its pequeños o grandes, coloridos o monocromáticos, ordinarios o raros en todo.

Grande es la variedad de estas pegatinas, porque su aspecto y calidad dependen de las características de cada uno.

Hay quienes se enorgullecen de la cantidad de pegatinas que son capaces de pegar y de lo poco que les cuesta hacerlo, y hay quienes, se ve fácilmente, lo hacen con satisfacción y placer. O quienes lo hacen por deber, porque, al fin y al cabo, saben mejor que nadie qué tipo de post-it le corresponde a cada uno, y les toca revelarlo a los demás. Estos últimos ocupan lugares especiales en la jerarquía de la comunidad del papel.

Cada cual ocupa distintos lugares en su planeta de papel y organizan distintos eventos. Se unen a grupos mientras que, cuando están a solas, despegan las pegatinas antes pegadas para pegar otra en su lugar. A esto lo llaman evolución de la consciencia.

El planeta de papel está plagado de baobabs que crecen sin cesar. Un numeroso grupo de seres humanos se dedica a cubrir totalmente estos baobabs con pegatinas para que no se vean. Esta es una práctica muy común para cubrir la única verdad con muchas opiniones diferentes. Se trata de una intención sumamente engañosa, tras la cual se esconde la facilidad que supone dar una opinión frente a la dificultad del discernimiento.

Charlando: ¿y qué piensas de la gente? ( Pintura acrílica de Wiesława Żarnowska)

En una esquina hay una puja. “Espiritualidad» ha salido a subasta. El ganador será quien cubra la espiritualidad con el mayor número de los más delicados trozos de papel. Grupos enteros trabajan en ello. Estos papeles son tan delicados, incluso etéreos, que casi no se ven.
Los ganadores de la puja llegan a creer que no están ahí, y solo unos pocos consiguen escapar a la manipulación.

En una plaza, un grupo numeroso rinde homenaje a su «dios» que se alza en medio de la plaza cubierto con pegatinas de la mejor calidad. Se trata de una enorme y majestuosa estatua hecha de pegatinas. Pero nadie la ve y, cuando se les pregunta, ¿a quién adoran de esta manera? no pueden responder.  Su dios está ahogado en pegatinas; creen que les habla con palabras sagradas y lo citan leyendo sus propias pegatinas.

En una esquina se celebra una competición cuyo objetivo es encapsular el «conocimiento» lo más rápidamente posible, para que nada de su origen pueda llegar al planeta de papel. Existen registros de quienes que intentaron cambiar el destino de los seres de papel. Pero estos registros también se han desvanecido, perdiendo su poder de transmisión bajo el peso de la interpretación.

También hay «amor» sellado con post-its. Estos son de un tipo peculiar, porque utilizan este poder de un modo especialmente pérfido al situarlo en la misma plaza bulliciosa que el dios. Luego lo asocian con grandes palabras, grandes sentimientos y elevadas conversaciones sobre una fuerza de la que no saben nada.
¿Ves esta locura? Sí, desde luego que la ves, todos la vemos.
¿Sabes «realmente» lo grande que es este obstáculo? ¿Se dan cuenta de la magnitud de este obstáculo?

Y aquí es donde surgen las preguntas clave:
Hombre, ¿qué vas a hacer al respecto?
Yo, Hombre, colocaré una pegatina con las palabras: «¡Abandona esta práctica funesta!»

Y tú, Corazón, ¿qué piensas?
Yo, el «Corazón», pienso en el caparazón que me rodea y en el gran anhelo. Estoy acobardado, oprimido y constantemente silenciado, separado de mi cabeza. Pero si pones tu mano sobre mí, sentirás el calor que nunca se apaga. Y te aseguro que si me quitas una pegatina, dos pegatinas más arderán con este calor.

Y tú, Cabeza, ¿qué sientes?
Yo, la «Cabeza», me siento como una fábrica de pegatinas. Estoy separada de mi corazón. Siento como si mi tarea se hubiera reorientado hacia el lado opuesto, el lado oscuro, y es como si cada día me crecieran nuevos baobabs. Pero continúo sirviendo y, si me quitas una sola pegatina, allanaré el camino para los dos rayos de sol de tu sendero.

Y tú, Sendero, ¿a dónde conduces?
Yo, el «Sendero», estoy tan cubierto por tus imaginaciones que ya no puedo guiarte en la pura verdad. Tú me pintas según me imaginas. Eres un maestro en crear obstáculos en mí que no existen. No cultivas la capacidad de discernir y no estás atento.

Por un lado dices:
«Al fin y al cabo, va a ser como tiene que ser de todos modos», así que abandonas la búsqueda, apelas a la fe, acallas las ansiedades del anhelo y apagas las brasas inspiradoras de tu corazón.
Y, por otro lado, quieres actuar pero no te lo permites con tus fracasos imaginarios, los demonios del pesimismo y las avalanchas constantes de los pensamientos siempre repetitivos.

¿Cuántas veces, a mí, el camino, me has visto en tu mente como difícil e insuperable? ¿Cuántas veces desconfías de mí cuando te sugiero algo nuevo, algo diferente, algo que no conoces? ¿Cuánto te asusta dar un paso distinto del que llevas dando durante años? ¿Cuánto te asusta salir de este campo de ilusión de seguridad y desarrollo previsible?
Y, sin embargo, este paso hacia lo desconocido puede dar comienzo a una nueva vida.
¿Cómo puedo guiarte hacia la Luz si te aburres en la oscuridad de tus hábitos y temes despegarte incluso de la más pequeña pegatina?

Producir los mismos pensamientos te hace tomar las mismas decisiones.
Las mismas decisiones te llevan al mismo comportamiento. El mismo comportamiento lleva a las mismas experiencias.
Las mismas experiencias llevan a sentir las mismas emociones.
Las mismas emociones conducen a los mismos pensamientos. Los mismos pensamientos crean una realidad inmutable.
Tu camino se vuelve un tiovivo.

Entonces, ¿dónde está la salida de esta rueda de pegatinas autoadhesivas, de la comodidad de los hábitos, de esta locura de opiniones y pensamientos similares?
Los mismos textos una y otra vez, las mismas personas diciendo las mismas cosas, los mismos símbolos, los mismos hábitos, las mismas percepciones. Son las creencias arraigadas las que ponen el piloto automático y sabotean nuestra capacidad de transformarnos interiormente.

Podríamos considerar que bajar del tiovivo es abandonar el piloto automático. Cada vez que piensas de una manera nueva, lo cambias todo, ese paso hacia lo desconocido está a punto de convertirse en lo conocido. Un pensamiento claro conectado con el corazón allana el camino a la inspiración interior. Y a ese paso le siguen otros dos.

Y tú, Ideas inspiradoras, ¿qué decís?
Nosotras, «Ideas», llevamos una gran carga de pegatinas y sabemos que pocos reconocen aún nuestro origen. Las opiniones y los miedos abruman la respuesta a la pregunta: ¿De dónde venimos?, y pocos ven que nuestra fuente es la Inspiración más profunda.

Y tú, la Inspiración más profunda, ¿qué melodía vas a tocar?
Yo, «Inspiración», soy tu tesoro. Protégeme y no me cubras más con pegatinas, intentando hablarle al mundo de mí. Vive de mí, y el mundo entero sabrá de mí, porque estará iluminado por la Luz.

Y tú, «Luz», ¿qué dirás?
Eres maravillosamente silenciosa.

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Fecha: agosto 24, 2023
Autor: Małgorzata Karaplios (Poland)
Foto: by Matti Johnson on Unsplash CCO

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